Gabriel Lucena es una figura destacada del rock y el pop argentino. Su trabajo con grupos como Entre Ríos, donde orquestaba la parte instrumental de las ensoñadoras canciones de indietronica del trío, dan fe de esa sensiblidad. El reciente lanzamiento de “Volumen UNO” una compilación de Rayos Catriel, el primer grupo de Lucena (de finales de los 90), fue el pretexto para platicar con el músico que actulmente —y desde hace más de una década y media—, toca el bajo y la guitarra con Miranda!
¿Catriel es un apellido común?
Es el nombre de una comunidad indígena que está bastante maltradada ahora, son del sur. Y además era el nombre de un cacique muy importante. Le pusimos ese nombre a la banda antes de que fuera usual.
Rayos Catriel surgió en un momento en que ya casi todo el rock en Argentina era cantado en español, lo cuál fue favorable para construir una escena, ¿cierto?
En Argentina no se usó cantar en inglés desde los 60, cuando comenzaron a aparecer músicos que cantaban sus propios temas. Nosotros sí teníamos algunas canciones en inglés, porque a veces componíamos mediante improvisaciones. En Rayos Catriel yo me dediqué a cantar conforme fue avanzando la historia. Comenzamos en los 90 como trío con batería, pero al año o poco menos cambió a dueto.

El grupo era muy de la época, muy post-punk, ¿no? Pero también supongo que había mucha electrónica alrededor.
En Argentina a principios de los 90 pegó mucho el post-punk. Nosotros nos identificamos mucho con Bauhaus, con The Cure, con Crime and the City Solution. Luego comenzamos a escuchar mucho a Pixies, a Sonic Youth, My Bloody Valentine y The Jesus and Mary Chain. En los 90 había un grupo de música electrónica argentina llamado Unidad de Transmisión, que andaban muy al parejo con la vanguardia europea.
¿En Tus Hermosos ya era otra cosa?
Ese era un proyecto de Sebastían, que había comenzado con un grupo con sus hermanos y alguien más, luego pasó a ser una especie de solista, y nos convocó en algún momento a Isol y a mí para participar. Con este grupo hay un disco o casete, en donde estamos ambos.
¿Cómo surgió Entre Ríos?
Sebastían componía canciones en la guitarra, las grababa en el portaestudio y luego a partir de ahí, construía los arreglos y el resto de la instrumentación. Ese fue el modus operandi, ya en la era digital.
De Rayo Catriel a Entre Ríos, ¿que hacias, cómo te adentraste en la electrónica?
Aprendí, la verdad es que fui autodidácta. Compré una computadora, pero todo era muy rudimentario porque estábamos aprendiendo, no teníamos tampoco muchas herramientas, pero salieron las cosas.
¿Ese brinco de Tus Hermosos a Entre Ríos cómo se dio?
Empezamos a usar sampleos de la voz de Isol como instrumentos, las herramientas nos dieron posibilidades más grandes, la posibilidad de edición.

¿Te identificabas con las bandas de Elefant Records, sello que los editó en España?
Nunca les puse mucha atención al pop español, en esa época yo esuchaba mucha música experimental electrónica, mucho Lani Puna, pero mucho de sellos alemanes.
Elefant su vendía al grupo como sucesores de Family y de esas bandas…
Sebastián que componía mucho de las melodías, él si escuchaba mucho de pop indie español.
¿Entonces una reunión Isol- Gabriel-Sebastián se puede dar?
No, ese caso es imposible.
¿Tras tu salida de Entre Rios, de inmediato llegas a Miranda!?
Sí, luego-luego, cuando me salgo del grupo recibo una llamada de quien era el mánager en ese entonces, a ellos yo las conocía, ya había trabajado con ellos; a mí me convocaron como productor por un EP en que trabajé con Ale Sergi para canciones que hizo el grupo sobre temas de telenovelas. Ya son 16 años que llevo con el grupo. Mi labor es Miranda! es por momentos, hay temas en los que me convocan a producir, en el tema de nuevo disco donde canta Calamaro, por ejemplo. Soy un obrero de la música, un operario, y ahora trabajo en función del proyecto; para mí música personal voy por muchos lados que me interesan.

¿Quién es tu gurú musical?
Robert Smith sería uno; Pixies también, de los más conocidos, pero hay muchos underground.
¿Te gustó el último disco de The Cure?
No tanto, “Disintegration” está mucho más arriba, hay cierta inocencia y descubrimientos, muchos arreglos de contrapuntos de guitarras en una zona de frecuencias muy similares, son mezclas muy complejas de timbres muy parecidos, pero la mezcla es perfecta; en cambio en este nuevo disco de The Cure, el sonido me suena demasiado limpio, más profesional, sí, pero sin esa inocencia. Reeves Gabrels es muy bueno, lo vi tocando con Bowie en Buenos Aires, es funcional.