Belafonte Sensacional estrena disco: “Llamas, Llamas, Llamas”

Mayo del 2025 termina con una novedad esperada largamente tanto por los seguidores de Belafonte Sensacional, como de esa música mexicana contemporánea que sigue consolidándose y gestando una historia propia más allá del rock nacional, pero apostando por continuar en la senda. El inclasificlable (así se ostentan) proyecto defeño (sí, también dicen que la CDMX se llama D.F. todavía) comandado por el ecléctico Israel Ramírez, supera las expectativas y se ha aleja cada vez de la sombra de Rockdrigo González y otras influencias diversas a las que recurrían en sus inicios (ya varios discos atrás) para adentrarse en terrenos más experimentales, sin dejar de lado esas atmósferas urbanas (en el sentido citadino y no reggaetonero) que son un punto de encuentro con su ayer.


Es así como conviven cumbias alteradas, folk y mucha psicodelia en un disco en el que además, luce un arte muy ad hoc a la ocasión, cortesía del pintor mexicano Daniel Lezama.

“Llamas, Llamas, Llamas”, es puro eclecticismo. Foto: Cortesía Belafonte Sensacional.

“Llamas, Llamas, Llamas”, según palabras de ellos mismos, “explora diferentes maneras de atravesar el duelo, convirtiéndolo en su obra más ambiciosa hasta el momento.” El disco, que en este mismo año tendrá su edición en vinilo, fue grabado en el Estudio por Santiago y Patricio Mijares, y producido y mezclado por Los Geranios Adulterados (Carlos BergenPablo Mendía, Apache O’Raspi y Ramírez).

El disco comienza con “Llamas rexio”, un viaje sonoro que ya nos indica por dónde va el disco: clicks, glitch y un ambient tribal, nos dan la ¿bienvenida? “Omi”, el segundo track, con su voz distorsionada, apela al noise y la melancolía, aunque la melodía nos recuerda que Israel es capaz de convocar a las musas del pop con una melodíaque bien pudo ser una canción acompañada de un ukele, pero que finalmente es una especie de shoegaze con elementos muy a la Flaming Lips. Lo único que habría que reprocharle, es que la voz pudo haber estado un poco más arriba.

“Todavía D.F.” es basicamente “La Bamba” deconstruida, y el mar se convierte en una nostálgica capital mexicana. El siguiente track “Manuel, te amo un putero” sorprende porque es una breve salsa bien ejecutada, que bien pudo ser una canción completa, pero no: “Quise hacer una microsalsa, la más pequeña del mundo, mi sueño”, me comenta el mimos Belafonte sobre esta canción, que bien podría ser controvertida para los puristas.

El siguiente track un danzón rebajado, me sonó a Bad Bunny, pero el mismo Israel asegura que en realidad “Negro Soledad” está bajo la influencia de Andrés Landero, el músico colombiano. El siguiente tema, “Roca roy”, debe ser un sencillo, y aunque la línea de voz me remite a Underworld, esta canción busca evocar al espíritu de (valga la redundancia) Spiritualized.

“Llamas, Llamas, Llamas” cuenta con una portada de primera. Foto: Cortesía Belafonte Sensacional.

“Suaves los días”, donde participa Julieta Venegas, es otro buen momento que funciona bien en conjunto. Por su lado “Jovita verano”, es, según las mismas palabras del cantante y compositor del grupo, una tema influenciado lo mismo por Juan Gabriel que por Elliot Smith, ¿qué podría ser más triste? El disco cierra con una oda al actor estadounidense Chris Farley, uno de los comediantes ochenteros infravalorados (“Un Ninja en Beverly Hills” es su cinta más conocida); todo un guiño a la cultura pop. Un buen disco que seguro dará de que hablar, y que no, no es apto para conformistas ni para villamelones amantes del cliché; un álbum del que quizás se antojaría que no todas las canciones se finiquitaran con sonidos experimentales y quizás dejar fluir el pop o el folk sin restricciones para ver cómo se asoman esos sonidos por los horizontes de Belafonte Sensacional en un futuro disco. Y sí, vale la pena escucharlo como un todo, desde el track número uno e ir armando el rompecabezas emocional.

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