La vastedad de Hispanoamérica se refleja en una generación de artistas que está mucho más libre de prejuicios y clichés. Ahora hay un mayor arrojo para trasponer fronteras estéticas y fundirlas en un todo, en el que el eclecticismo casi parece un concepto de antaño.
Los vientos huracanados del afterpop también se perciben en creadores que van construyendo su identidad, al tiempo que se abren paso rumbo al futuro inmediato.
Se trata de nativos digitales que ya no se ciñen a espacios físicos y cuyo territorio natural es más bien el cyberespacio.
Además, aquí la equidad de género es ya una premisa vigente.
Sin tener un solo álbum editado, está barcelonesa la está rompiendo con todo a través de un desenfado musical que le permite combinar Eurodisco, referencias varias a la cultura popular —de Julio Iglesias a Virginie Despentes—, ritmos latinos y electro pop de muy nuevo cuño.
Es una especie de diva del periodo Covid, que cierra el año haciendo un dueto con Alizzz (el productor y socio de C. Tangana).
En lo suyo es como si Ela Minus pinchara a Jeanette. ¡Bendita locura y promiscuidad musical!
En el rock mexicano hay dos tendencias en boga: la psicodelia y el post-punk; a esta última vertiente pertenece un grupo capitalino de evidentes afluentes literarios, que desde el nombre alude a Juan Rulfo y sus cuentos.
A ritmo acelerado, editaron Edificio (2020) y este año La vida de alguien más, en el que afloran bases rítmicas lacónicas y austeras, teclados sombríos y una voz que casi va narrando las piezas.
Espaciando sus presentaciones, aun así se han convertido en la revelación azteca.
Paulina Sotomayor trabajó con la intensidad de muy pocos durante este año y ha conseguido esparcir hasta 4 sencillos en los que la electrónica fiestera hace un maridaje perfecto con diversos ritmos e instrumentos procedentes del folklore latino.
Mientras el proyecto que tiene con su hermano entro en un impasse, ella sumó colaboradores diversos como Gizmo Varillas en “La cura”, Barzo en “El traketeo” y se encargo del remix para “Tus latidos”, del proyecto tapatío de Bial Hclap.
Esta productora, compositora y DJ colombiana, afincada en Berlín, se fogueó a fondo en la escena techno que impera en la ciudad, antes de debutar con Fresia Magdalena (2021), un EP en el que recurre al Latin House y hace que las 5 piezas relumbren, pero especialmente “La perla”.
Una de las canciones del año para quien esto escribe, en la que canta en español. La prendidez de su material no pasó desapercibida para varias publicaciones anglosajonas y sus recuentos del año.
Ella ha hecho el crossover, pues ese sello latinoamericano es muy perceptible y con ello conquista al mundo.
Hay sobradas razones para señalar que este fue el año virtuoso para esta ecuatoriana; lanzó primero el álbum Reencarnaciones, en el que el gallego Baiuca remezcla “Alma mía” y los mexicanos Quiero Club se encargan de “Época dorada”.
Todavía le dio tiempo de publicar también el EP El sentido de la luz, que es más acústico y lento, y que demuestra que conoce del pop más sofisticado.
Se trata de una artista que no teme a experimentar con diversos estilos y arreglos, sabiendo que la diversidad es el signo de los tiempos.
Ella posee una historia casi increíble que la llevó de cantar en el metro de Buenos Aires a grabar un disco en los míticos estudios Abbey Road.
Poseedora de un sensual registro vocal y una extrema vocación rocanrolera, Feli se adaptó a la electrónica downtempo, y de ello dio prueba haciendo “No me arrepiento de este amor”, presente en Gilda, 25 años, dedicada a la fallecida cumbiera argentina.
Cerró el año soltando su parte más candente en “Diabla”, en la que reúne al trap con el chamamé y un poco de jazz, en un piano de lustre.
Feli va en pleno ascenso gracias a su “prosa mañosa” y una actitud que aplauden consagrados como Tweety González.
Si el año pasado nos sorprendieron con su versión de “White Rabbit” de los sesenteros Jefferson Airplane, ahora se volcaron con su disco debut que lleva el mismo nombre que la banda chilanga, y que es una andanada furiosa de psicodelia basada en riffs muy ponchados.
Este cuarteto tira de la influencia de la música hindú, la cultura hippie y ciertas sonoridades de rock duro. La Era de Acuario contribuye al viraje estilístico que se está sintiendo en el rock mexicano.
La historia del dueto chileno ha sido tan discontinua, y algo confusa, que aunque estaban llamados a despuntar, no dieron el paso definitivo e hicieron una pausa.
Han regresado con una energía renovada, pero en cuanto al sello sonoro siguen en ese indie folk de melodías candorosas y sentimientos dulces.
Pusieron en circulación el EP Los misterios del fuego, que contiene una joya tan delicada y brillante como “Invéntame un final”; talento siempre han tenido, hace falta que se decidan de una vez por todas.
Cerraron el año sacando un nuevo sencillo, “Tus nombres”, más hacia un pop resplandeciente.
A través del curioso lema de “Dimite y vencerás” y citas en sus letras a un escritor como Pio Baroja y al pintor Velázquez, el grupo de Barcelona acertó en el blanco con su tercer disco, Arista Rota, que posee un impecable trabajo de guitarras.
El indie español transpira fibra y brío, además de arrojo porque han firmado un tema tan valiente como “Rey emérito”.
En lo que hacen sobra un gran sentido del humor e inteligencia y de ello presumen también en “Justicia Poética” y “Velázquez”, la canción que se volvió una vorágine. ¡Una aplanadora!
El tecno-pop más oscuro, misterioso y atrayente está contenido en Dogma, el cuarto y definitivo disco del dueto originario de la ciudad de La Plata, que tiene una movida musical interesantísima e intensa.
Conformado por Lucio Consolo y Marco Viera, lo suyo es música que hurga en lo contemporáneo, que procesa a detalle las guitarras y que agrega cierta pulsión sexual y sensual a esta oda de sintetizadores y cajas de ritmo.
“Insuficiente” e “Infieles” son dos canciones que son evidencia de lo alto que llegaron esta vez.
Aquí hay mucho de arte conceptual, pues incluso su álbum debut se llama Primer Disco de Nueve Desconocidos llamado Nueve desconocidos… y eso que todo lo trama y orquesta el español Ares Negrete.
Este proyecto abarca desde el dark wave al pop oscuro y cierto aliento post-punk, tan vigente hoy. A través de “Preguntas”, un dueto con El último vecino, se fue abriendo espacio y dándose a notar.
Aquí lo que sobra es certidumbre estética y conceptual.
El combo que combina la marimba con el espíritu punk y el sonido de las cumbias más sabrosas, alcanzó incluso la internacionalizarse y mostrarse fuera de su tierra.
Un día pasaron de tocar en las plazas del estado de México y en cualquier espacio de Naucalpan en que los dejaran a reunir a una muchedumbre en el Lincoln Center en Nueva York.
Se mantuvieron vigentes a través de “Ay ke Cumbión”, un temazo hecho junto a Maré Advertencia Lírica, rapera oaxaqueña que también emergió y llegó a la final del concurso mundial de Vans.
Proceden de Uruguay y se trata de un trío compuesto por Agustina Santomauro (bajista de Julen y la Gente Sola), Julia Somma (baterista de Los Solymareños y percusionista de Limpiando Encontré Monedas) y la poeta Eloísa Avoletta.
Juntas hacen una mixtura mágica de folk, melodías huidizas y un poco de spoken word. En lo suyo hay una parte mística que se plasma de principio a fin en Augura, un debut formal que está lleno de magia silvestre que se convierte en un remanso para el alma.