Niña Lobo, La pureza del indie que sopla desde Uruguay. La Banda Elástica

Niña Lobo: la pureza del indie que sopla desde Uruguay

Una de las cualidades que más nos cala y encanta del indie, es que cuando se hace con total sinceridad y entrega resulta una música a la que le queda perfecto el calificativo de inmaculada… y ello existe en las canciones de Niña Lobo, un quinteto afincado en Montevideo, la capital de la República Oriental del Uruguay, y que se formó apenas a finales del 2018.

Tal como La Banda Elástica lo apuntó en su recuento de talento emergente destacado del 2021, se está dando una andanada de talento en la que las mujeres cobran total protagonismo, ya que se están encargando de armar sus propios proyectos y de esta manera permea su sensibilidad no sólo en el discurso sino en la manera en que tocan e interpretan.

Y es que Niña Lobo es un quinteto integrado completamente por chicas: Camila Rodríguez (guitarra y voz), Camila Bustillo (guitarra y coros), Andrea Pérez (teclados y coros), Isabel Palomeque (bajo) y Julia Guerriero en la batería.

Juntas editaron un EP epónimo en 2019 y luego pusieron en circulación Migrar (el mismo año y con 5 canciones) como preparación a su debut con Lo que duró la vida de alguien, que apareció el año pasado y fue editado de forma independiente.

Ellas han agitado la escena uruguaya con un indie basado en el juego de guitarras y que nos hace acordar sobre todos de los argentinos de Las ligas menores y 107 Faunos, que pertenecen al sello Laptra, casa desde la que se impulsó el estilo de Él mató a un policía motorizado y que es todo un referente generacional.

Aunque han comentado que ellas se sienten influenciadas más por Pixies y Alvvays, hay que acotar que nos remiten muchísimo al sonido de The Pains of Being Pure at Heart (cuyo nombre mismo ya es toda una inspiración).

En Lo que duró la vida de alguien afloran ciertas sonoridades dreampop que se combinan con gran espontaneidad a la hora de decir las cosas, tal como ocurre en “Dentro”, en la que sueltan: “Si vos te vas, yo me quiero quedar dentro de mí, para no salir y así poder sentir” y que musicalmente nos remite hasta The Cure y su peculiar bajeo.



Niña Lobo han definido muy bien el sentido del álbum:

“El concepto principal que define a las canciones es vivir a través de los ojos de otros y de personajes que le dan sentido narrativo a cosas tan ilógicas como el desamor o la pérdida de sentido”.

Es así que pueden dedicar una pieza a la actriz Natalie Portman o bien decantarse por otra figura mediática citada en incluso en otro tema por Nick Cave: “No puedo mirar nada con contenido sustancial porque me pongo mal/ Miro Hannah Montana/ porque su vida es irreal” (“Hannah M.”).

La pandemia les llevó a concentrarse en el disco y explotar al máximo la composición y la evocación de figuras, como en el caso de un cantautor importante en su país: “Quiero pedirle perdón a Jaime Ross / Porque me dijo no te enamores de nadie…”, en el tema que abre y que, por supuesto, se llama “Jaime R.” y la referencia es a su canción “Amándote”.

Al final lo que hay es la repetición de ese consejo como un mantra generacional, por lo que no extraña que también le hicieran también un tema a Hilary Duff



Niña Lobo entregaron un debut notable y además una de las mejores canciones del año con “La vida de alguien”, que precisamente se involucra con el título del disco; se torna encantadora tanto por su sentido melódico como por la manera en que trata una ruptura amorosa, aludiendo a la brevedad de las relaciones en los tiempos que corren:

“Esta canción tiene que durar/ lo mismo que duramos vos y yo/ lo que duró la vida de alguien/ alguien vivió el mismo tiempo”.

Lo que duró la vida de alguien tiene también una vertiente en la que brilla el trabajo con los sintetizadores que se plasma especialmente en “No Soy Yo” y “Cara Perfecta”, además de contar, en general, con una acertada producción de parte de Guillermo Berta, que no le pide nada a las de la industria anglosajona.

El escucha puede recorrer una y otra vez el disco e ir encontrando frases conmovedoras, tal como ocurre en “Romcom”: “Ya no quiero pensar en todo el mal que me hicieron las películas románticas”.

Tenemos delante a un álbum que funciona como una especie de manual sentimental para millennials y centennials y de allí que corriera como un reguero de pólvora ente todos los jóvenes que se identifican con su manera tan directa y espontánea de contar las cosas.



NIÑA LOBO
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