Enrique Blanc - “Bailando por nuestra cuenta”

“Bailando por nuestra cuenta”: La historia de Café Tacvba en sus propias palabras

El periodista y escritor mexicano Enrique Blanc acaba de editar el libro “Bailando por nuestra cuenta”, donde aborda aspectos musicales y personales de una de las bandas más representativas del rock latinoamericano.

Blanc ha escrito libros sobre Molotov y Julieta Venegas, ahora nos asombra con Bailando por Nuestra Cuenta (Planeta, 2016), dedicado a la banda mexicana Café Tacvba.

Blanc es uno de los periodistas más respetados en Latinoamérica por su labor constante dentro del mundo musical, además de haber fundado la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (RedPem), desde donde hace conexiones musicales en diferentes países de habla hispana.

Colaborador por años de La Banda Elástica, el inquieto Enrique se propuso reunir en diferentes momentos a Rubén, Joselo, Quique y Meme, integrantes de Café Tacvba para aglutinar tres décadas de anécdotas, desde los inicios de la banda en Ciudad Satélite, su vinculación con la escena musical mexicana, su influencia en Latinoamérica e innumerables historias más, que están plasmadas en el libro.

La ocasión es propicia para que Enrique sea ahora el protagonista de una entrevista, donde aborde el proceso de gestación de este interesante texto sobre una banda primordial para entender nuestra cultura musical contemporánea.

¿Cómo llegas a escribir este libro y cuál fue el reto al iniciarlo?

Colaborando con la revista española Zona de Obras, ellos propusieron sumar títulos a la colección que hacían en sociedad con la SGAE, sobre artistas mexicanos con impacto en España. Publiqué así, Puro Power Mexicano. Conversaciones con Molotov y De mis pasos. Conversaciones con Julieta Venegas. Zona de Obras sugirió hacer uno sobre Café Tacvba, me acerque a ellos pero no les interesó en el momento. Años después, a punto de que se cumplieran 20 años de carrera, me llamaron y me dijeron que ahora sí les interesaba, e inicié con el proceso. Como se cuenta en el texto de presentación del libro, hice entrevistas con cada uno de ellos por separado, unas diez horas por músico. Desde luego que uno de los retos fue manipular toda la información obtenida y dar cuerpo al libro, buscando que éste contara -en principio-, su trayectoria artística, pero que también se extendiese a otros ámbitos de la vida de cada uno de sus 4 miembros.

Cafe Tacvba tiene un espíritu libre, mucho más grande que nunca antes

Enrique Blanc

Eres periodista musical y crítico, ¿al momento de comenzar las entrevistas sentiste alguna barrera o poca disposición de la banda para conversar?

Todo lo contrario. Me gustó mucho la forma que -desde que el compromiso se pactó con ellos-, cada uno lo asumió con total seriedad. A mucha gente le llama la atención la elocuencia y generosidad con que todos los miembros de Tacvba se expresan y comparten testimonios de los distintos tópicos a los que yo aludí en los cuestionarios que hice para este efecto.

Durante el proceso de entrevistas ¿cómo fue tu percepción de la química que existe en Café Tacvba?

Es una relación muy larga la de ellos que ha sabido alimentarse con mucha sabiduría, sus años sabáticos -a la par de los proyectos en paralelo de cada uno-, así lo demuestran. Me parece que en el ámbito artístico siguen teniendo esa gran chispa que los ha llevado a ser quienes son, más allá de cualquier especulación que pueda hacerse sobre sus relaciones internas, un ámbito que me parece más personal que otra cosa. Que sigan haciendo grandes canciones habla de la gran forma en que están en lo profesional y, supongo, en lo que tiene que ver con su identificación y complicidad como personas.

¿Cuál es el balance que consigues de Café Tacvba como fenómeno musical y cultural en Latinoamérica?

Café Tacvba, está más que claro, es uno de los grupos protagonistas del rock latinoamericano. Creo que son uno de los ejemplos más logrados respecto a la idea de hacer rock con identidad propia, esa idea que tomara fuerza en Latinoamérica en la segunda mitad de los ochenta y que aún hoy en día influye en nuevas generaciones. Obras suyas como Re o Sino, por nombrar dos álbumes… me parece de lo más logrado que se ha producido en el continente. Además, siempre me ha gustado el sentimiento de fraternidad que han demostrado tanto hacia músicos que los precedieron, como puede ser Jaime López, como a aquellos de su generación, como Los Tres, e incluso de generaciones más jóvenes, a quienes han producido, como Furland o Los Pellejos.

El título del libro es tomado del tema “El fin de la infancia” del disco RE, una referencia a la toma de control de ideales y madurez sonora, siendo Café Tacvba una banda que se maneja en el mainstream de la industria ¿Los sientes tan independiente como en sus inicios?

Café Tacvba ha tomado en fecha muy reciente la decisión de seguir su carrera en la total independencia, es decir fuera de los contratos con las multinacionales con las que se asoció en antaño. En ese sentido, me parece que tienen un espíritu libre, mucho más grande que nunca antes.

¿Estuvo presente el management, cuando estuviste haciendo este libro? O durante la transición de manager de la banda?

No estuvo presente en las entrevistas, ésas fluyeron sin supervisión de nadie, con la naturalidad que pueden tener dos personas conversando. Pero el rol del management del grupo, al que también extiendo mis sinceros agradecimientos, siempre medió y favoreció el desarrollo del libro, lo mismo durante su etapa de elaboración, que en el momento de mediar con la editorial, Planeta, que finalmente lo ha materializado.

Enrique Blanc es muy acucioso a la hora de escribir ¿tuvo la libertad de colocar lo que quiso o se tomaban decisiones con la banda?

Lo único que hice fue acercar las transcripciones al grupo para que las leyeran y precisaran la información -si era el caso-, con el fin de que ésta viniese lo más correcta posible. Hacer este libro fue para ellos un gran ejercicio de memoria, y la memoria es falible. Sí se hicieron precisiones posteriores, cosas simples, como el apellido de alguien, que al final se recordaba o una anécdota que quizás había corrido de distinta manera. Nunca hubo censura alguna, tampoco petición de no abordar algún tópico en particular.

¿Cómo será la distribución internacional del libro?

Editorial Planeta lo publica en México en un principio y, según sé, esperarán a que las filiales de la empresa en otros países hagan la petición de publicarlo en sus territorios.

¿Después de Cafe Tacvba quien sigue?

Escribo ahora una serie de crónicas o anécdotas que tienen que ver con encuentros con distintos músicos, o bien con los viajes que he hecho a diversas escenas musicales: Tijuana cuando surge el sonido Nortec, Recife movido por el mangue beat, Barcelona tras el surgimiento de la música de fusión, etcétera, en el que desfilarán muchos personajes del rock latinoamericano, a los que me he acercado para saber más de sus experiencias creativas.

Tú creaste el REDPEM, desde donde se editó el libro Iberoamérica Sonora. ¿Cuál es la función de este conglomerado de periodistas y se plantean otros libros a futuro?

Es un proyecto en desarrollo que materializa complicidades entre una serie de periodistas que escriben sobre música en la principales ciudades de Iberoamérica.

Como periodista y escritor musical ¿Cuál es la posición de la música latinoamericana en el mundo actual?

Más que pensar en el mundo -que es un concepto muy amplio y lleno de universos distintos-, pensaría en la región que la produce, en la propia Latinoamérica. Veo que en la actualidad hay un gran interés en construir redes de colaboración entre profesionales de distintos campos a lo largo del continente. Promotores de festivales y mercados musicales, artistas, managers, periodistas, etcétera. Creo que allí está la clave, en fortalecer primero la nueva industria independiente latinoamericana para pensar después en las conexiones naturales que ya existen, tanto con Estados Unidos como con Europa.

Solidificar un circuito para el desarrollo de artistas, cuyas propuestas puedan desarrollarse tanto en Argentina como en Chile y Colombia, Perú, Ecuador, Cuba, México, Brasil y Venzuela. Es una tendencia en la que se involucra cada vez más gente y que proyecta una realidad más asequible a ese sueño guajiro de triunfar internacionalmente. No sé si esta nueva era, lo que se denomina “Nuevo ecosistema musical” esté listo para replicar fenómenos como el de Shakira o Juanes o Maná.

Prefiero muchos artistas con un éxito quizás no tan grande, pero con una mayor identidad, a pocos ofreciendo espejismos hacia afuera del tan ecléctico pensamiento que tenemos los hispanoparlantes.

¿Bandas a las que le apuestas en los próximos 10 años?

Las que aparecen en Iberoamérica sonora. Y, obvio, muchas más. Creo que Lisandro Aristimuño de Argentina es una voz que debe conocerse en toda Latinoamérica. Juana Fe de Chile lo mismo. Apanhador So de Brasil y esa nueva generación con grandes talentos jóvenes como Silva, Tulipa Ruiz, Kiko Dinucci y sus muchos proyectos. Claro, Nicola Cruz de Ecuador y su paisano Mateo Kingman. También la cubana Telmary. Me gusta asimismo Edson Velandia y los proyectos del trío Galeano-Álvarez-Ojeda de Colombia. La Yegros, Sofía Viola, Los Espíritus, también de Argentina. Porter, Baltazar, Centavrvs, entre muchos de México. Laura Guevara de Venezuela. Miss Garrison y Pascuala Ilabaca, Natisú y Vuélvete Loca, entre tantos de Chile.

Hay de verdad mucho por escuchar y soñar con un continente donde, además de las dignas tradiciones que tenemos, la gente en general escucha cosas con mayor imaginación, que lo que por lo general programan las radios comerciales.

Café Tacvba – “Volver A Comenzar

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