Hace exactamente 9 años, durante la primavera de 2008, Protistas inicia en Chile una aventura sonora con la dupla conformada por Álvaro Solar (voz y guitarra) y Andrés Acevedo (batería y coros). Desde un inicio, la idea fue mezclar la contundencia del indie-rock, con las raíces folclóricas de su tierra, con presentaciones en directo que contagiaran de baile y energía al público. Para lograrlo, al poco tiempo deciden crecer el proyecto con Francisco Marín (guitarra y coros) y Benjamín Varas (bajo y teclados), dos músicos con los que editan el EP1 de manera autogestiva en 2009, y Nortinas War, un primer larga duración editado por Cazador, en 2010.
Más tarde, Varas y Marín dejan la banda. En su lugar, Alejandro Palacios (bajo, trompeta, bombardina), Julián Salas (guitarra) y Sebastián Grez (teclados), consolidan una formación de quinteto que amplia las posibilidades tímbricas del ensamble. Bajo esta alineación presentan Las Cruces (Cazador, 2012), un nuevo material producido por Andrés Nusser de Astro, que ellos mismo definen como pop salvaje. Con un sonido más crudo y directo, este disco transmite de manera más fiel el espíritu de la banda en vivo. Este mes de marzo, Protistas inició un tour en México que abarcó presentaciones en Tijuana, Ciudad de México y Monterrey. Platicamos con la banda sobre su sonido y los discos que más los han influenciado en su carrera.
Protistas se caracteriza por un ADN ecléctico, por una parte está la raíz presente, con referencias folclóricas que ustedes re significan en canciones de rock pop soñador. Cuando comenzó la banda, ¿tenían claro este mestizaje sonoro o fue algo desarrollado con el tiempo?
De manera inconciente han estado del principio. Nuestros inicios fueron precarios, yo ocupaba una guitarra acústica, no teníamos bajo y Andrés solo ocupaba caja, ride y timbal. Esa instrumentación guió nuestras influencias anglosajonas hacia un terreno más primitivo, folklórico tal vez. Por otro lado, la lírica siempre ha estado conectada con nuestro país.
Después de escuchar varios temas de la banda, me llamó bastante “Nefertiti”, sobre todo la frase de “¿A dónde van los recuerdos cuando ya no queda nadie?”, que se repite como un loop, cómo surge esta frase?
Es una reflexión a raíz de la muerte de mi padre. Cuando eso paso fui con mis hermanas a recolectar las cosas de mi padre a la casa de quien fue su pareja antes de morir. Botamos muchas cosas que ya no tenían significado y también me llevé varios dibujos y cartas que yo le escribí cuando niño para el día del padre, su cumpleaños, y ya adolescente cartas más dolorosas. Las tengo yo ahora, pero cuando muera ¿quién las heredara?
¿Como fue su acercamiento con Andrés Nusser y qué aportó su visión como productor a lo que ustedes ya había trabajado en la sala de ensayos para Las Cruces?
Con Andrés nos hicimos amigos un tiempo antes de trabajar ese disco debido a nuestra admiración mutua. El nos ayudo a entender lo que significa trabajar en el estudio de manera profesional y acercarnos a un resultado más radiable y profesional de nuestra música.
Quizá una de las mayores dificultades a la hora de grabar en el estudio, es capturar la energía del acto en vivo. Los estudios suelen ser sitios estériles y poco inspiradores. ¿Cómo hicieron ustedes para lograr un ánimo más desatado en Las Cruces?
Creo que en gran parte se lo atribuyo al hecho que la instrumentación fue grabada al unísono en el estudio. Había una urgencia de lograr todas las canciones en los días que teníamos disponible el estudio.
Nombren 5 discos que todos los músicos de Protistas pueden escuchar con el mismo entusiasmo mientras viajan por la carretera.
Trataré de no equivocarme al hablar por el resto de la banda:
- Darkside – Darkside
- Timber Timbre – Hot Dreams
- Prisioneros – Corazones
- Velvet Underground – Velvet Underground
- Miles Davis – Kind of Blue
En años recientes, el pop chileno es la punta de lanza en todo Latinoamérica. Por más que hay esta vena pop, se trata de música nostálgica e introspectiva. ¿A qué le atribuyen ustedes esta cualidad, será todavía un resabio de la dictadura?
Debe provenir de más atrás en el tiempo porque cantautores sumergidos en la melancolía como Violeta Parra no alcanzaron a llegar a esa oscura época. Aún así creo sí está conectado con un lamento hacia la injusticia social y además por nuestra geografía, que nos aísla del resto del mundo.
Con qué bandas de la nueva oleada chilena se sienten identificados, ¿con cuáles de la vieja?
De la nueva camada siento que hay cierto parentesco con Niños del cerro, en el sentido de hacer pop de guitarras con acento distintivo local. De las anteriores me identifico con Pánico, no porque nuestra música forzosamente se parezca si no que porque en la época que hicieron música acá en Chile yo valoré mucho su frescura en relación a las otras bandas.
En la historia del rock pop, ¿cuál es para ustedes la banda más grande de Latinoamérica?
Los Prisioneros.
¿Qué tanto se puede vivir del rock independiente en Chile actualmente?
Un tercio de la sobrevivencia total.
Ahora están de visita por México, ¿qué sensaciones les suscita el regreso? ¿Cómo han sido sus anteriores experiencias y qué planes hay en esta visita?
Nos sorprendió cómo ha crecido el interés por nosotros en esta tercera vez en el país. Nos dimos cuenta que tenemos una cantidad suficiente de seguidores para justificar, ojalá, un pronta vuelta a México.