Discográficamente hablando, el español Nacho Vegas cumple cabalísticos trece años de acostumbrarnos a lanzamientos. Su primer álbum, Actos inexplicables, vio la luz en 2001, luego de decidir abandonar Manta Ray, el proyecto con el que le conocimos.
Ahora, en este 2014, ha dado a conocer Resituación, que viene a ser su sexto título oficial, eso sin contar sus colaboraciones con Christina Rosenvinge y Enrique Bunbury, ni los EPs que suele sacarse de la manga a menudo.
Es quizás este nuevo material el menos afín a sus trabajos anteriores, tanto en lo musical como en lo lírico. Ahora, Vegas experimenta e incluso incorpora ritmos a su espectro musical en los que no lo hubiéramos imaginado.
Asimismo, en cuanto a sus letras, hay un tono mucho más extrovertido que lo distancia del riguroso aire confesional e intimista al que nos había habituado. Está en tránsito, vaya, redescubriéndose y ofreciéndonos ángulos que complementan su personalidad, facetas novedosas de sí mismo de las que nos habla generosamente en esta charla con La Banda Elástica.
Resituación alude al hecho de que estás ahora asumiéndote como un narrador más extrovertido, que ya no mira tanto hacia dentro de sí mismo como en la mayoría de tu obra. ¿Cómo llegaste a asumir esta perspectiva?
Hay que saber resituar, reaprender un poco a mirar al mundo. Los que nos dedicamos a escribir canciones, es una obligación casi, una premisa, porque las canciones no son más que miradas. Y yo compongo canciones basándome en la realidad, la realidad es mi materia prima, mi vida. Pero mi vida entendida no sólo con lo que me pasa a mí y mis problemas personales, sino lo que me rodea y el mundo que me ha tocado vivir, la gente que tengo alrededor.
Y bueno, cuando la realidad cambia, creo que también uno se tiene que reciclar con ella. Y eso es lo que ha pasado estos últimos dos o tres años, aquí en el Estado español, y que ha influido mucho a la hora de escribir estas canciones.
Por lo general acudías en tus canciones a una primera persona, pero en Resituación escribes más que nada desde la tercera. Hay incluso una discusión literaria acerca de desde dónde debe narrarse. ¿Qué piensas acerca de ello?
Me empecé a interesar en buscar diferentes perspectivas ya desde mi segundo disco, porque siento que el primero, no se trata solamente de utilizar la primer persona sino de hacerlo de una manera muy confesional, eso creo que es algo que se agota enseguida y que te limita mucho. Entonces tienes que empezar a buscar diferentes perspectivas, y para eso la segunda y la tercera persona te hacen ver las cosas de otra manera.
Incluso hablando en primera persona, muchas canciones mías en primera persona, son diferentes primeras personas, que vas creando para hablar a través de esos personajes y que no todas las canciones sean iguales. Así que ha sido un proceso largo, de los últimos diez años a aquí.
Hay canciones que ya desde su letra parecen sugerir el carácter musical de la canción, ¿cómo trabajas esta simbiosis entre letra y música?
Bueno, es un camino que se da en dos direcciones. A veces es paradójico incluso. Porque lo que puede suceder en una música no tiene que ser lo que se explicita en una letra. A mí me interesa, por ejemplo, algunas cosas que aprecio en la música popular, en las canciones tradicionales, que muchas de ellas son canciones que hablan de sentimientos dolorosos. Y en cambio, las músicas son alegres, con acordes mayores, son cosas cantadas a coro, en comunidad.
Entonces ese contraste, en realidad esa chispa, es realmente donde surge el exorcismo y el combatir esas cosas dolorosas que a veces son también el punto de partida de canciones. Así es que en la música muchas veces tienes que encontrar aquello que tenga una relación con la letra, pero esa relación puede ser un poco antagónica, para que la canción sea efectiva.
En Resituación hay canciones muy luminosas, más de lo que a lo mejor estaba yo acostumbrado en otros discos, pero que en el fondo están hablando de cosas bastante duras, y creo que ese contraste es el chulo.
Algunas de las canciones de Resituación hablan de lo que podríamos llamar el hombre común que habita en las grandes ciudades, ¿es algo que tuviste como precepto al escribirlas?
A mí me interesa mucho la gente normal, la gente de abajo, y creo que están apuntados algunos personajes así en este disco. Por desgracia la gente normal, por lo menos un poco lo que observo aquí, lo que pasa en el mundo occidental, capitalista, la gran parte de esta gente, es gente que está sola, gente que muchas veces está dañada, gente vulnerable, gente muchas veces indefensa frente a poderes económicos, sociales y financieros que son muy agresivos.
Esa indefensión es lo que a mí me interesa, creo que es lo que planeaba un poco con canciones de este disco. Por hablar de eso, de lo que tenemos que saber escapar.
“Actores poco memorables” me evoca en su estructura a aquella “Walk On The Wild Side” de Lou Reed. Ahora que el cantante estadounidense ha fallecido en fecha reciente, ¿hay alguna intención de hacerle homenaje?
Puede ser lo que dices. Él es un referente, uno de los grandes nombres y yo ya en otros discos hice bastantes guiños y homenajes a Lou Reed, no sólo a la hora de escribir las canciones, sino a la hora de traducir los discos y de tratar algunas canciones. Y es verdad que es uno de lo mejores retratistas, de canciones, de personajes, por las que van desfilando.
Y sí, probablemente haya sido una influencia, no del todo consciente, pero es una parte de mí, de mi educación musical y seguramente estaba allí.
¿Quién es la “Rapaza de San Antolín”?
Es una amiga mía y artista musical aquí, se llama Lorena Álvarez. Pronto la conoceréis, no ha ido a tocar a México, ojalá que vaya pronto porque es la bomba, sus canciones son geniales y ella también. Como persona es bastante fascinante, por eso encontré que de repente protagonizaba una canción mía. Lorena Álvarez y su Banda Municipal es su nombre artístico y la recomiendo.
Lorena Álvarez y su Banda Municipal | La Boda
¿Cómo se da la colaboración con Mursego en “Ciudad Vampira”?
Yo, a Mayté, de Mursego, la conocí hace tiempo después de un concierto mío en Bilbao, en Euskadi. Pero después colaboramos puntualmente con la Fundación Robo, una plataforma que tenemos en la que intentamos un poco buscar la relación entre la música y los cambios sociales que estamos viviendo en esta España e hicimos algunos conciertos en centros sociales y para movimientos, y en esos conciertos ella ha colaborado.
Hacía esta adaptación maravillosa que tiene de “Devil Town” de Daniel Johnston, y era una introducción perfecta para esta canción. Además, para mí fue un gusto, porque me gusta mucho su música. Su último disco, llamado Hiru, es una maravilla también que yo recomiendo.
Mursego | Cumbia villera de la ciudad armera
¿Podrías abundar en Fundación Robo?
Lo que queríamos era buscar esa relación que echábamos un poco de menos, la gente que estaba en la Fundación, entre la música popular, la escena del rock y del pop o de las músicas populares diferentes que se hacían en el Estado español y la realidad social que estábamos viviendo. Muchas veces, por ejemplo, la escena indie de la que yo vengo, prefirió mirar a otro lado, en lugar de hablar de temas que podían resultar ciertamente espinosos.
Entonces con la Fundación lo que hicimos fue testimoniar que eso estaba cambiando de alguna manera, y con las canciones en las que el contenido social y político fuera importante. Los primeros años reunimos a un grupo de artistas muy diferentes que pusieron todos su granito de arena. Ahora intentamos retomarlo otra vez, intentando vincular a cada músico que le apetece colaborar con nosotros y con algún movimiento social o una movilización en concreto.
Y nuestra intención es que sea una plataforma más colaborativa y poder incluso grabar algo entre todos los implicados, algo juntos que pueda derogar un disco. Eso lo tenemos en mente y ya veremos.
¿Quiénes más son los implicados en la Fundación Robo?
Bueno, está Roberto Herreros, que es uno de los miembros fundadores de La liga, una plataforma de agitación cultural aquí en Madrid. Es un agitador cultural y uno de mis mejores amigos. Y más gente, como Mayte de Mursego, gente vinculada a otros colectivos, como uno que se llama Ecos de Loreto, que intenta también hablar de la música que está asociada a los guetos y a los barrios.
Y sobre todo, música que está surgiendo en Latinoamérica, en torno al reguetón, a la cumbia y a sonidos que nacen muy debajo de los barrios. Hay gente un poco diferente implicada.
¿Es “Libertariana Song” tu canción más latinoamericana?
La verdad es que tenía un ojo allí cuando la estaba escribiendo. No sé si es algo que mereciera llamarse así, me gustaría porque me encanta mucha de la música que conozco de Latinoamérica. Y no sé si todavía es una influencia mía, si todavía tengo unos códigos demasiado europeos, pero digamos que sí que hay algo porque lo he venido escuchando últimamente, en los últimos años.
¿Qué obra de vampiros, literaria, cinematográfica o televisiva te gusta y de alguna manera puede asociarse a la canción “Ciudad Vampira”?
La verdad es que cuando hice la canción “Ciudad Vampira” estaba inspirado por “Devil Town”, de Daniel Johnston, que hablaba de los vampiros.
Daniel Johnston además es un fan de todo este mundo, de los cómics, de los superhéroes, de los vampiros, pero yo tengo que reconocer que no lo soy en absoluto. Esta canción me fascina, pero no sigo ninguna saga de vampiros.
Me encanta la novela Drácula, de Bram Stoker, pero no tengo tampoco otros grandes referentes. No soy fan de Crepúsculo, ni nada de eso.
Esta frase: “Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”, que sirve de estribillo en la canción “Runrún”, ¿puedes decir qué simboliza?
Los poderes políticos y económicos en este régimen neoliberal en el que vivimos, tanto aquí en Europa, como allá en México, tienen mucho miedo de que la gente haga cosas juntos, cosas en común, porque eso es lo que lleva a la gente a apoderarse de verdad. Que actuemos en soledad y que estemos imbuidos de este individualismo que caracteriza los tiempos modernos es una premisa vital en la que fuimos educados.
Y en cuanto hay alguna herramienta, como pueden ser las redes, en las que la gente puede comenzar a autorganizarse pues eso les provoca algo de miedo y tratan de frenar, e incluso de criminalizarlo, como está pasando aquí en España, con una nueva ley que intenta criminalizar cualquier tipo de protesta social.
Y bueno, eso es algo que tiene su parte positiva, porque son ellos también quienes están empezando a tener miedo y entonces a lo mejor estamos consiguiendo que se estén desplazando de alguna manera.
Dice la cantante Ana Curra que “la muerte nos mueve en la vida”. Tú tienes dos alusiones muy claras a la muerte en este disco. ¿Cómo te mueve a tí la muerte?
Esa frase que acabas de decir de Ana Curra me parece muy bonita porque precisamente a mí me encantan las canciones que hablan de la muerte. La literatura o el cancionero popular sobre la muerte, o del cancionero del rock, porque siempre son canciones que me resultan muy vitalistas paradójicamente. Creo que hablar de la muerte en una canción, es una excusa para celebrar la vida, es hablar también de un miedo que todos tenemos. Y finalmente, como es algo tan desconocido, cuando hablamos de ello, en realidad estamos queriendo hablar de la vida.
En el disco mencionas a Lucha Villa, también a Lola Flores, dos figuras grandes, una mexicana y otra española, vinculadas a las tradiciones populares, al flamenco, y a la canción ranchera. ¿Qué te significan estas dos señoras?
Son dos grandes cantantes que tienen precisamente este tipo de canción popular, de género popular. Nosotros empezamos a hacer música y seguimos utilizando el lenguaje del rock, pero yo hace tiempo que fui un poco consciente de que el rock o el pop no es más que una parte de la música popular, y que realmente podemos y tenemos el deber de fijarnos en otro tipo de cancioneros, en gente que ha hecho canciones importantes, y teniendo muy en cuenta la tradición.
Lucha Villa, José Alfredo Jiménez y los grandes cantantes que tenéis, lo han hecho muy bien, Y aquí, pues el flamenco también es un género importantísimo y único. Cuando se dedica uno a la música, acaba teniendo el gusto, la necesidad y creo que también la obligación, de mirar hacia allí.
La editorial Lengua de Trapo en España editó el libro de Carlos Prieto en el que se postula al disco Cajas de música difíciles de parar, como tu obra más lograda. ¿Qué opinas del libro y de la distinción hacia este disco en particular?
En mi opinión, no es mi mejor disco ni mi disco más logrado. Yo hubiera elegido algún otro disco mío, probablemente Desaparezca aquí, pero digamos que no sé. De alguna manera en la editorial consideraban que había sido un disco que había marcado un punto de inflexión, en un momento de la escena indie y también en mi carrera. Hablé con Carlos Prieto, porque es alguien a quien conozco. Había leído cosas suyas y me gustaba mucho cómo escribía.
Lo conocía, éramos amigos, no íntimos, pero si que éramos y seguimos siendo amigos. Es alguien que no es especialmente fan mío, entonces puede tener una visión un poco distanciada de lo que estaba escribiendo, y juntos decidimos que más que hablar del disco, que creíamos que lo importante, mirando con perspectiva aquella época, era hablar del contexto, del momento en el que surgió el disco y de lo que estaba ocurriendo en el mundo a nivel cultural, social y político. Y cómo ese disco pertenece de alguna manera a ese momento.
Y, en ese sentido, en el libro me desnudo más de lo que seguramente me gustaría; creo que tiene su interés por esa parte. Y como me gusta mucho cómo escribe Carlos Prieto, estoy contento con él.
En tu trabajo hay muchos guiños a la música country, ¿qué te gusta de ésta?
Es también un género que bebe mucho de la canción tradicional, del folk. Esa mezcla del folk, del blues, del rock and roll. Los grandes nombres del country, gente como Hank Williams por ejemplo, es un paradigma de esto que te acabo de contar antes: canciones muy dolorosas y que sin embargo estaban cantadas con mucha vitalidad, con unos violines muy juguetones, y conseguía hacer un tipo de canciones muy sencillas pero muy expresivas.
Sobre todo esos grandes nombres del country, primero el más añejo, y luego una generación que hubo en los sesenta, los setenta, la de Willie Nelson, Kris Kristofferson, Merle Haggard, creo que robaron también un poco la canción, y luego como todo eso influyó a un montón de grupos americanos y algunos británicos de la escena independiente en general.
El country tiene también una relación con la música de la escena europea, con la música tirolesa, por ejemplo. El country para mí, tirando de él, empecé a llegar a diferentes tipos de músicas populares y acabé en canciones marineras, escocesas e irlandesas que tenían que ver también con las que se cantan en Asturias, se trazaban a unos puentes que me parecían muy interesantes.
Resituación sale en digital y CD, ¿también en vinilo?
En España salió también en vinilo y lo último que estamos hablando con la gente de Terrícolas Imbéciles, era la idea de hacer una tirada breve en vinilo para México.
¿Qué planes hay para la gira de promoción del disco?
Nosotros acabamos de empezar aquí, en el Estado español, estuvimos en Euskadi la semana pasada. Tenemos fechas en Madrid, y dentro de poco, la primera semana de junio, estamos allá en México, en DF, en el Metropólitan, creo que también en Guadalajara y donde nos dejen.
Nacho Vegas | Polvorado