Argentina sigue siendo un referente sonoro para todo el continente. Su historia musical tiene un pedestal cariñoso en las referencias musicales que han construido hitos e himnos inolvidables. Hoy el relevo generacional de artistas es evidente y entre esos proyectos musicales se destacan los Bandalos Chinos, una agrupación con un show en vivo vanguardista, pero con una sonoridad nostálgica pegada en el corazón. ¿Los conoces?
Hablamos con su vocalista, Goyo Degano, a propósito del lanzamiento de El Big Blue, su nuevo disco.
¿Cómo ha sido ese periplo con el nuevo disco?
Es una locura todo lo que ha venido sucediendo con la salida del nuevo álbum, muy contentos y muy agradecidos con la manera en la que lo ha recibido el nuevo público, tenemos un manto de gratitud con todo lo que ha pasado. Ahora, por ejemplo, estoy desde Barcelona recibiendo esta entrevista desde la playita, entonces no me puedo quejar. Y bueno, preparándonos porque viene un tour muy desafiante, muy exigente para nosotros, recorrer un montón de países. Pero estamos listos, con mucha expectativa.
¿Cómo es la energía con la banda? ¿Cómo es la sinergia en gira?, porque girar es difícil ¿no?
La verdad nos conocemos desde muy chicos y por suerte hemos tenido la oportunidad de viajar como amigos antes que como banda y por eso conocemos las mañas, las necesidades de uno y de otro, así que sabemos a quién no se le puede hablar cuando recién se levanta, o cuando tiene hambre o sueño, así nos vamos tolerando. Ya hay un trabajo de entendimiento, de empatía con el otro para hacerlo lo más llevadero posible, es difícil compartir y estar por fuera de nuestras familias y hogares, pero ahora lo estamos disfrutando mucho.
¿Qué es lo que más disfrutas de estar de gira con Los Bandalos?
Disfruto que la gira es con los amigos entrañables de toda mi vida. Cuando estoy en el escenario en los momentos más difíciles, de gran presión, siempre encuentro una mirada familiar, una mirada cálida, que me abraza. Sigo viendo a mis amigos de 10 u 11 años con los que me juntaba a jugar. Hay algo ahí que es importante que tiene el significado de la vida.
Yo creo que sí hay un nuevo sonido que responde más a la nueva era más desprejuiciada que vivimos, una era que respeta lo que es honesto, lo sincero más allá del género.
Hay un ascenso muy emocionante de la banda ¿Cómo fue esa construcción, cómo lo han vivido ustedes?
Hay una parte de perseverancia y paciencia que tuvimos que ir desarrollando con los años, pero a partir de Bach, producido por Adán Jodorowsky, se empezó a dar una conjunción de factores que nos hicieron fuertes en la región más allá de ser fuertes en nuestro propio país.
Creo que el hecho de trabajar con un productor franco-mexicano nos hizo llegar a toda la cultura rock y todo el input de la música en México y en Francia. Además, que se nos abrieran unas puertas que nunca hubiéramos podido abrir. Todo lo estamos viviendo con mucho éxtasis y compromiso, salir de Argentina a estar en todo el mundo es un sueño para nosotros.
Hay una afirmación, ustedes hacen parte de la nueva sangre del rock en Argentina ¿Qué piensan de eso?
Dijiste eso y se me puso la piel de pollo ¡Uffff! Es una responsabilidad muy grande, no solo por la música, sino por el modelo de gestión, que es independiente, autogestionado. Poder ser referente de los artistas que vienen de abajo es muy importante para la banda. Nosotros no tuvimos mucho de eso, fue una escena que se fue armando con los años. Es lindo que nos digan eso, pero a la vez lo vivimos con mucho orgullo e intentamos estar a la altura, para que el síndrome del impostor no nos afecte tanto.
En cuanto al en vivo, hay una fiesta distinta, que se vive desde la melancolía, desde el amor, hay otra sensibilidad ¿Ustedes qué quieren generar con los conciertos?
Nosotros sentimos que se termina de completar el círculo cuando estamos en concierto. Uno compone una canción, hasta que pasa por todos los filtros de la banda, llega al estudio, se graba, luego llega a todas las plataformas y radios, y cada uno va generando sus vínculos, sus recuerdos y su afinidad con cada canción, pero hay algo que no termina de suceder si esa canción no se presenta en vivo, esa es nuestra necesidad, intentamos generar momentos únicos. Para lo cual también pensamos que debe haber improvisación, situaciones que no sean sonar igual en vivo, es algo que no sucede con el estudio, el intercambio energético con la gente. Queremos generar emociones varias, nos gusta ver a parejas abrazadas y besándose, pero también generamos esa energía que todo lo une, no importa con quién fuiste al recital, terminas bailando, saltando y abrazando a desconocidos. Eso nos parece fundamental.
Soñamos con vivir y morir cantando
¿Crees que hay una nueva sonoridad en la música Argentina? Lo digo por agrupaciones como Conociendo Rusia, Usted Señálemelo, El Mató a un policía motorizado, y ustedes. ¿Se les puede etiquetar como una nueva sonoridad?
Yo creo que sí hay un nuevo sonido que responde más a la nueva era más desprejuiciada que vivimos, una era que respeta lo que es honesto, lo sincero más allá del género. Está muy signado por esta idea de hacer buena música, más allá de los instrumentos o géneros. El nuevo sonido viene de un lugar más libre.
¿Cómo podemos definir el del nuevo disco de Bandalos Chinos?
Creo que hay algo en la metodología, en cómo lo grabamos, en esa captura en vivo, los seis tocando en simultáneo, sin click, en cinta, sin metrónomo, en la manera de no ponernos límites y de grabarlo como se grabaron discos de The Beatles, de The Rolling Stones, eso nos obligó a conectarnos con los errores, con la humanidad de cada uno, con una frescura sorprendente, una vibra que va más allá de la perfección. Lo perfecto no es necesariamente lo más bello. Eso es lo más destacable que tiene el Big Blue.
¿Es verdad que en momentos de bloqueo, Adán Jodorowsky sacaba cartas del tarot para sacarlos de ese hueco y enrutar de nuevo la música?
Jajajaja sí, eso fue muy loco, porque él es un chabón muy místico y ahí estaba más místico aún. Ahí tenía en el bolsillo de su camisa un mazo de cartas de tarot y ante cada situación tensa o de tomar una decisión firme, sacaba las cartas en secreto, las tiraba y nos decía: Bueno, me parece que hoy nos vamos a tomar la tarde libre. Decisiones así, locas, pero a la vez hicieron la buena vibra de lo que fue esa grabación.
Hay un encanto con el pasado en este disco, con las baladas románticas ¿no? Influencias de Palito Ortega, de Camilo Sesto, Roberto Carlos…
Si, hay un enfoque de volver a la canción. Si la canción funciona con guitarra y voz ya es suficiente, luego ya la puedes vestir y adornar, así que es inevitable, se conecta con canciones muy tradicionales, nos lleva a lo clásico. A la hora de grabarlo yo pensaba en Sandro, o en Palito Ortega y desde la interpretación siempre quise decir algo, irme por esas esquinas.
¿Cual es el sueño con Los Bandalos Chinos?
Soñamos con vivir y morir cantando, poder hacer esto todo el resto de mi vida, poder seguir recorriendo el mundo. Siempre quise viajar y ahora poder hacerlo con la música es maravilloso. The Sky’s the limit.