El mítico artista argentino, fundador de Todos Tus Muertos y alguna vez parte de Mano Negra, es el gran referente de la música afroargentina. Ahora, previo a su presentación en el Festival Monsters of Ska en CDMX los próximos 14 y 15 de diciembre, junto a grandes referentes como La Pobreska, Desorden Público, Tijuana No! y Dr. Shenka platicamos con él. “En México está la gente que más me escucha…¿Puedes creerlo? Bueno, son 200 millones de personas, ¿no?” Inicia comentando Nadal.
Como 130 y tantos, pero aún sí, hay muchas densidad de población en México.
En Argentina somo poquitos, 40 y tantos millones a lo mucho.
Pero en Argentina son muy fans, muy fieles de la música, desde los 90. Y dime, ¿te gusta este momento que la música vive en Argentina?
Mira, y me puedes corregir, pero siempre se dice que la mejor etapa de la música argentina fueron los 90; ahora no sé si eso pasa. Y si me lo preguntan a mí, pues sí, yo lo viví, pero la música como todo arte o proceso artístico está en contínuo movimiento y adaptación y eso es parte de su esencia. Y desde ese punto de vista decir cuál fue la mejor época es un poco abstracto.
Lo que sí es un hecho es que géneros como el ska o el reggae, continúan siendo muy populares. ¿Tú musicalmente, en qué momento como artista estás?
Haciendo canciones, haciendo música en vivo y en estudio, sin parar, siempre preparando música nueva y después en los shows tratando de ir para todos lados con la música y seguir en el movimiento.
Regresando un poco al pasado, los primeros trabajos de Todos Tus Muertos, los produjo Daniel Melero…
Sí, él nos grabó un show. Recuerdo que trajo un Geloso 268, que era una grabadora a cinta y grabó el concierto en viv. Es ese momento lo publicamos en casete que nosotros mismos publicabamos, uno a uno, yo hacía las carátulas.
Sí, en el libro que acaba de salir lo menciona (aquí se puede leer la reseña)
Sí, mirá, él fue uno de los primeros en apoyarnos. En ese momento no se nos acercaba nadie ni mucho menos músicos de otro estilo, éramos 50 personas que íbamos a otro lado. Pero él sí lo hizo, y víendolo con el tiempo nos ayudó mucho y yo a Melero lo admiro y siempre le voy a agradecer. Veníamos muy de suburbios y me llama la atención que él sintió algo, vio algo y fue un empujón en una época muy difícil que fueron los 80. Y se dice rápido, pero fue en 1986, tiene ya 38 años. Y aparte bueno, no se acercaba nadie porque los recitales siempre terminaban mal, se rompían cosas, había problemas. Pero a él no le importó, llegó y dijo: “quiero grabar esto”, creo que le pusieron una mesita.
¿Esas grabaciones se volvieron a publicar no?
Sí, lo editamos en vinilo. Es difícl de conseguir…
Sé que tu padre, Enrique Nadal, fue también una figura importante del arte y al activismo en Argentina
Mi viejo desde temprana edad, estuvo volcado en las cuestiones sociales, contra el racismo, incluso en la época en que Nelson Mandela estuvo preso. Eso me permitió a mí tener información de primera mano y por eso en el primer disco hay letras con temas que nadie conocía, canciones como “No mas apartheid”. Mi padre dio todo por esa causa y de eso estamos muy orgullosos.
¿Qué tan grande es la comunidad afro-argentina?
Hoy por hoy, creo que debe haber un 30% o más. Si vos decís de población afro-indígena, es la mayoría de Argentina. Uno cuando sale del país se da cuenta que en el mundo la gente tiene como la idea del estereotipo argentino, que es blanco, rubio. Pero sin embargo, la mayoría de la población argentina no es blanca, entendés, hay indígenas, hay afros, eso sorprende a muchos. Como muchas otras cosas, como el acento de Buenos Aires con el “sho” en vez de “yo”, pero eso sólo pasa en la capital, sólo en un estado.
¿Qué canciones te marcaron en tu formación como músico?
Es un pregunta dificil, se pueden tirar nombres al azar, pero hay infinidad de canciones. Antes de empezar a escuchar reggae, escuchaba música disco, a Boney M y ahí descubrí canciones como “Rivers of Babylon”, pero no había escuchado las versiones originales. A Argentina no llegaban discos importados, hasta mucho tiempo después que comencé a escuchar a Bob Marley, a Peter Tosh, sobre decir que soy muy fan. Lo primero que escuché fue la versión ska de “One Love” donde salen con unos trajes, lo escuché en un compilado. También está la orquesta de Carlos Malcolm, todo Studio One. Hasta que descubrí a los DJs, pasé del ska al reggae, a los DJs.
¿Cómo fue grabar en Jamaica se siente la vibra?
Sí, fui a grabar ya varias veces, y definitivamente se siente algo. Estuve en Trechtown en la cuadra donde vivía Marley, enfrente es un centro cultural ahora. Ahí grabé un disco llamado Survival Time (en plena pandemia); es un estudio un poco comunitario. Después también hice cosas con Bobby Digital y eso también fue de lo más impresionate que viví en Jamaica; con Bobby fue lo que más recuerdo de Jamaica, yo estaba todo el día con él, comiendo, viendo la televisión.
¿Te gustó la versión que muestra de Bob Marley su biopic?
Creo que mejor debió ser una serie, porque resume mucho la historia y eso no permitió desarrollar muchas cosas de la vida de Marley.
¿Juegas beiebol? Porque previo al Monsters of Ska habrá un juego con integrantes de varias bandas
Wow. Me gusta, pero en Argentina en puro futbol, la verdad, es lo único que se consume. Yo sí jugaba antes softball.
¿Qué podemos esperar en tu set?
Vamos por lo que la gente más escucha, por lo que más, lo que más mueve a la audiencia.
¿Cómo fue tu experiencia con Mano Negra?
Es impresionante haber estado en ese disco, en Casa Babylon, ¿sí o no? Ese disco es increíble, es como escuchar 10 discos a la vez, ¿tú lo escuchaste, verdad? me encantó ser parte de esa historia, de su disco más exitoso, haber llegado a una banda que ya era exitosa y había explotado y ser parte de ese momento.
La gira también fue histórica ¿no?
Sí, después la gira de un mes en un tren en Colombia por toda la selva, el monte, un mes. Fue espectacular, vale la pena verlo en video. ¿Se dice rápido, no? Pero mirá si habremos visto cómo nacia todo. De hecho la primera vez que estuve en México, fue con Mano Negra, y enseguida me di cuenta que ahí tenía que llegar.
