Cuenta la leyenda que hace más de 15 años, un joven llamado Julián Lede, escapó de tierras guerrerenses para buscarse una carrera como músico en el Distrito Federal.
Como el under no deja lana, Julián creó al mítico personaje conocido como Su Alteza Serenisísima, Silverio, un alter ego que estaba predestinado al estrellato. Con intrepidez bárbara, actitud retadora y un anti-show stripper, el hijo pródigo de “Chimpancingo” no tardó en convertirse en el sex symbol más candente de las fiestas proto-hipsters del DF.
Con un traje rojo satinado, plagado de lentejuelas, botín piporro, peluca y mostacho a la Mauricio Garcés, Silverio es todo un referente de la moda entre los ciudadanos más destacados de la comarca.
Agresivo, narcisista, coqueto, soez e hiperquinético, Silverio es la quintaesencia de la desfachatez, un antihéroe que presume con orgullo su panza chelera y recibe con placer los insultos.
Odiado y amado por igual, ya ha terminado en el bote porque alguien se ofende con su acto. Pero como él mismo lo diría, lo suyo es hacer música para bombear, jamás para ser tomada en serio.
Aquí, una probadita de su paso por el estudio de La Banda Elástica en Los Angeles y su actuación en La Cita Bar, tugurio de mala muerte en el centro de esta misma ciudad. Epa, epa epa!!