Todo el universo sonoro tiene puesta una gigantesca lupa sobre este territorio semilla del vallenato, la cumbia, la música raíz del río y el mar, la salsa, el sonido parrandero, el pop, el rock y los hits mundiales que resaltan como referente de vanguardia en todo el mundo.
Polifonías, melodías, armonías y un sin fin de voces con muchas tesituras disímiles se destacan de Colombia, y desde el género de la canción de autor, sin lugar a dudas, se empieza a construir un panorama interesantísimo para el resto del mundo.
Acá una selección que será solo un abrebocas ¿Están listos?
No es casual encontrarse en la vida con un médico desertor, nacido en las montañas del norte de Antioquía, y que además de escribir versos como uno siempre quiso hacerlo, haga canciones que se convierten en la vida misma, en la de uno, en la de todos.
Sí, ese es Carlos Palacio, el hombre que cambió el estetoscopio por las seis cuerdas, el que siempre está sonriente y bien peinado, el que abraza rompiendo costillas y canta con el glamour que recuerda a Leonard Cohen o al mismísimo Serrat.
Su trayectoria profesional como músico y compositor tiene varios discos y cientos de conciertos resonando en su guitarra. La crítica especializada lo ha catalogado como uno de los mejores letristas de Colombia, y a pesar de esto, Pala no se considera cantante ni guitarrista, más bien es un escritor que musicaliza sus pensamientos.
La tierra, el cielo, sus pies, la carrilera, el corazón con vista a la montaña, el amor peregrino, sus camisetas de colores, su tatuaje raíz, sus ganas de seguir cantándole a los caminos.
Alejo García es un caminante, un expedicionario que cuenta lo que vive y sueña en forma de canciones. Siempre está sonriendo y no pierde oportunidad para sacar algún chiste o chascarrillo del bolsillo.
Lo conocen porque canta canciones hace muchos años, pero él nunca lo imaginó, así el sonido, la guitarra y la voz de sus padres y su hermano, fueran inspiración para ser hoy en día uno de los hacedores de canciones más querido en el género de cantautores en Colombia.
La música siempre ha estado en su vida, desde las canciones que escuchaba en su casa cuando ni sabía hablar, hasta el coro infantil, y las clases de piano que odiaba cuando solo tenía seis años.
Ella es Laura Restrepo, una mujer sensible que a través de su seudónimo construye historias musicales que todo el mundo canta. Su creación tiene una dulce sensibilidad que de a poco la ha llevado a muchos lugares de Latinoamérica. Fue ganadora del John Lennon Songwriting Contest.
La Muchacha es la voz de una generación, es la fuerza de la protesta, la contundencia de la intención acústica y la sangre hirviendo de las calles colombianas.
Esta chica con su voz de volcán y su guitarra inspiradora se ha convertido en un nuevo referente, en una nueva forma de aceptar el sonido acústico para llevarlo a un nivel narrativo digno de un listado como éste.
Briela Ojeda tiene la mística y el poder de vivir al pie de un volcán. Ella es oriunda de Pasto, Colombia, y allí, con el refugio del volcán Galeras, ella consiguió la inspiración para cantarle sus sueños a un continente, para narrar su cotidianidad como mujer cantautora, para apostarle a vivir de las canciones.
Su carrera más que futuro es presente, un presente que nos emociona.
Andrés Correa esconde detrás de su aparente imagen de fragilidad a uno de los artistas más sólidos de América Latina. Su voz de terciopelo se configura como parte del territorio Colombiano.
Habla siempre bajo, rasga los ojos cuando mira a lo lejos a través de sus lentes y sonríe mucho. Conoce el ADN de sus canciones. Cada una de ellas las ha vivido, caminado y cantado, para luego regalarlas a quien quiera hacer su banda sonora del día, del momento o de la vida.
Federico tiene frente a su figura de cantautor una gran oportunidad y una responsabilidad por la nueva canción de autor colombiana. Es un cantautor joven, creativo y con un disco bajo el brazo que dará mucho de qué hablar.
Su voz es una fusión entre Lisandro Aristimuño, Pedro Aznar y Gustavo Cerati, pero sus historias son tan propias que parecen las tuyas o las mías. Atención a su nombre.
Lucio es una de las gratas sorpresas que ha dado Colombia en los últimos años. Su voz resuena desde el sur colombiano, desde la ciudad de Pasto y desde allí, con las montañas como amuleto y la ruana como costumbre, le canta a la cotidianidad, a los amores imposibles, a los desamores dolorosos y al futuro de esos instrumentos mágicos, místicos y religiosos, la canción.
Su nombre y su apellido de a poco se van anclando en la cotidianidad de los colombianos.
Edson demuestra que se le puede hacer canciones al acto más simple. Ha creado música maravillosa para el país; rebelde, grosera, cercana, real. Crónicas cantadas, con guitarra y con una voz a la que no le da miedo atreverse a ser diferente en un país godo y tradicional.
Este pirómano de bibliotecas, este karateca de la guitarra, este trovador de la calle y acróbata de la vida que tiene agrieras en el pensamiento y náuseas en la conciencia, es una genialidad musical de nuestro país.
Su voz es un tango despechado, un bolero enamorado y un bambuco montañero. Ella, Caro Jaramillo, agarra toda esa tradición y con su voz engolada y elegante la vuelve canción.
Su propuesta nace desde las vísceras, desde sus vivencias, desde sus cicatrices y las convierte en un nuevo mantra que ayuda a construir esta colcha de retazos musical llamada Colombia.