Recién comenzamos a escuchar “Hombre Forestal” (el cuarto LP de Sergio Silva, grabado y auto producido en su casa de la CDMX durante 2020 y principios de 2021) y de inmediato nos transporta a un mundo medieval, lleno de armonías, atmósferas, guitarras mágicas y una flauta transversal… toda una fantasía épica. Estamos en el primer paso hacia El Río y debemos ser cuidadosos de qué camino escoger;
Silva de Alegría describe cómo un ser especial puede convertir la noche en día y guiarnos como una estrella en el firmamento hacia las distintas formas de expresar el amor. Una premisa espectacular para dar inicio a este disco y entrar de lleno al universo del Hombre Forestal.
A partir de ahí, va apareciendo delicadamente un caleidoscopio instrumental; en el fondo una batería concreta nos muestra por dónde ir, mientras la idea va siendo más clara en el sonido y el rumbo que va tomando el disco. El feeling se convierte en groove concluyendo en un solo de rock lleno de fuzz, después una flauta transversal deja en claro cuál es el objetivo de Silva en El Río, poder fluir con él para estar en el aquí y el ahora porque todo va siendo distinto, nunca termina donde tiene que terminar, el mundo cambia y nosotros con él para poder existir.
¿Cuántas veces no hemos sentido que debemos realizar un cambio drástico en nuestras vidas? Cambiar de trabajo? Mudarnos a otro lugar? Silva de Alegría tiene la respuesta. Entre capas de música electrónica y coros remarcados para entender el mensaje, nos recomienda movernos, mudarnos de lugar para poder existir plenamente.
El tema la Forma de Onda, nos transporta a los ochentas con un sonido de sintetizadores retro que nos permite vislumbrar el futuro. Guitarras con distorsión, reverb y un chorus que nos regresa a una infancia donde no teníamos preocupaciones. La nostalgia se vuelve parte del día a día mientras vamos creciendo con pequeñas postales del pasado, donde de repente aparece mi padre poniendo en el tocadiscos a sus bandas favoritas de la adolescencia mientras limpia la casa y tú sin darte cuenta, estás absorbiendo tus primeros recuerdos sonoros.
Me encantaría saber cuáles fueron las influencias que en especial inspiraron a Sergio en esta composición. Forma de Onda posee una narrativa espectacular y un desenlace perfecto cuando al final podemos escuchar un sólo de sax que cierra el tema con broche de bronce.
Llegamos al Infinito de Silva de Alegría sin ninguna prisa buscando nuestro cause natural. Hasta este punto, el disco ha ido transformándose, evolucionando, creciendo, pasando de melodías medievales, fuzz y flautas transversales hasta llegar a los sintetizadores y guitarras funky/disco, fluyendo de manera viva y orgánica.
El disco nos provoca un sube y baja de emociones, a mitad del camino nos damos cuenta que no debemos cerrarnos a nada para no dejar de sorprendernos y tratar de embellecer lo cotidiano.
Llegamos a Panis Et Circenses (Pan y Circo), el único cover del disco, y vaya versión! Silva de Alegría explora al máximo las posibilidades sonoras para hacer homenaje a este tema compuesto originalmente por Gilberto Gil y Caetano Veloso e interpretado magistralmente por Os Mutantes en 1968. El tema nos lleva a dar un paseo sideral, envueltos por una elaborada instrumentación que la convierten en una canción iluminada de sol.
Cuando ya no queda mucho qué decir, mucho que pensar, cuando ya no hay luces que seguir y voces que escuchar, llega el momento del Hombre Forestal. Regresando con un bajo contundente y ese delicioso fuzz del inicio, es una de mis piezas favoritas por el contenido de la letra, que te lleva a momentos de introspección recordándonos que lo importante no es el destino sino el camino.
La melodía de Bilsom Electrina nos hace sentir que el final está cerca… pianos con atmósferas envolventes, pads y guitarras llenas de fuzz nos indican que tenemos que tomar la próxima salida y conducir con cuidado. El final nos lleva de regreso al inicio, donde gracias al sonido de El Río podemos entender cuál es la idea de este viaje.
En este punto, regresan ciertos elementos que escuchamos al inicio del álbum, abriendo espacios mágicos, fantásticos, rebosantes de flautas transversales. Caudales, más que una canción parece una despedida, un hasta pronto, un viaje circular que llega a su fin, principio y final se encuentran en un mismo punto en el espacio.
Es un placer escuchar trabajos de esta manufactura. Hombre Forestal es un disco exquisito, supremo, formidable. Es evidente el amor y la inteligencia invertidas en su creación. Sergio Silva, un artista en perpetuo movimiento, ha logrado crear una joya que nos invita a descubrir la magia que todos llevamos dentro.