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Maldita Vecindad at The Novo Los Angeles Nov 10, 2022

Maldita Vecindad: “Regresar a Los Angeles es como volver a encontrarnos con nuestra tribu”

Maldita Vecindad regresa a Los Ángeles, Califaztlán —como su cantante nombra a la ciudad que los viera llegar por primera vez en los años 90— para reencontrarse con su público y celebrar sus raíces después de esa pausa gigantesca y pandémica que desquició al mundo.

Previo a este esperado show en The Novo el 10 de noviembre en plena zona metropolitana angelina, charlamos con Roco, el personaje que ha mantenido con vida a estos hijos del 5to patio por más de 35 años: “Ya somos old school” bromea. Sin embargo, la influencia y los principios que la banda ha mantenido desde sus inicios, se mantienen vigentes y en perfecto estado. A medio año, el grupo llenó el Zócalo de la CDMX y ahora llenarán de energía el suelo estadounidense muy al sazón de La Maldita.

¿Qué representa este regreso a Los Ángeles, donde tienen un gran público?

Estamos redimensionando la gran importancia de la cultura, de la celebración y de la cercanía con la gente, de todo eso que nos enaltece y nos hace crecer como seres humanos. Después de más de 2 años y medio de encierro, vamos a Estados Unidos y tenemos el corazón bien prendido por hacerlo, por retomar la conexión con nuestros hermanos en Califaztlán y nuestra Señora de Los Ángeles y al mismo tiempo reemprender el camino.

El pasado encierro dejó claro que la gente necesita música y cultura, ¿no crees?

Sí, es  necesario celebrar la música y nuestras raíces, sobre todo porque estamos en un momento en que vivimos en sociedades profundamente enfermas y creo ya nadie tiene la duda que todos estamos relacionados, de que todos somos uno, como decían nuestros ancestros y las comunidades indígenas lo venían advirtiendo. Esto fue un antes y después, imagínate que hubiéramos estado esos dos años sin libros, sin música, sin cine, sin fotografía, y sin todo el arte. Una sociedad sin cultura está enferma de olvido.



De algún modo La Maldita siempre ha apelado a esa celebración, ¿no es así?

Llevamos 37 años hablando de eso, hablando de  las celebraciones de paz y baile, de lo importante de nuestra cultura,  pero no la occidental (impuesta desde hace 500 años), sino de la nuestra y cómo esos valores de la cultura popular han permanecido hasta hoy.

Hablando de cultura popular, antes veíamos a Los Beatles en los libros de texto educativos en México, y hoy a ustedes. Eso suena a un triunfo de la mexicanidad y la cultura popular.

Sí, la letra de “Pachuco” fue incluida en los libros de quinto y sexto grado al lado de una reflexión de los cambios generacionales y tenemos una gratitud infinita por ello. Somos parte de un movimiento cultural muy fuerte que vio la luz en 1985 tras el terremoto de la CDMX; luego del desastre vimos que sólo nosotros mismos podríamos salvarnos y surgió mucha música, literatura, organizaciones como el Frente Francisco Villa y además, nació la sociedad civil. Por esto, estar en esos libros es efectivamente, un logro nuestro, pero también de la cultura popular mexicana.

Justo en “Pachuco” hablan del mambo, como pasó con el rock en su tiempo, que a los papás no les gustaba, y ahora dicen que el reguetón es el nuevo punk…

No, son procesos distintos. El éxito del reguetón tiene que ver con la mano de la industria musical, así como nos venden comida chatarra o veneno para ganar dinero. El nuevo punk en todo caso sería la cumbia, una música que estaba muy enraizada en el barrio, en la clase popular y que tiene una esencia maravillosa de mestizaje de lo indígena, con lo moro y con lo africano. Y eso resonó profundamente en todo el mundo. Ahora hasta la encontramos en versiones soviéticas o balcánicas. El reguetón si bien tuvo su origen popular y de barrio, la industria es la que lo hizo ser lo que es, así que no, el reguetón no es el nuevo punk.



Y en Estados Unidos, ¿cómo sienten que han cambiado las cosas desde su primera visita?

Estamos viendo un mundo distinto. Recuerdo que cuando nosotros fuimos en 1990 a tocar por allá, invitados por el Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán (Mecha), a las actividades del 5 de mayo en San Francisco, nos impresionó el gran arraigo de la cultura chicana, los murales de Zapata y de la Virgen de Guadalupe. Tocamos con un grupo que se llamaba Bandido y con los Dr. Loco’s Rockin’ Jalapeño Band, un súper grupo en el que el cantante era maestro de estudios chicanos en la Universidad de Berkeley.

¿Musicalmente ya había un rock latino?

Había ya una búsqueda, pero todas las bandas con las que tocábamos por allá, sonaban a Santana, lo cual no estaba mal porque era la influencia más grande o un referente mexicano, pero ahí la importancia de La Maldita, que éramos unos pachucos urbanos punks, tocábamos una música profundamente mexicana pero con muy poco de confluencia con el sonido de Santana. Del ‘91 a hoy creo que lo que cambió es que con la visita de La Maldita y otros grupos de rock en español latinoamericanos, se generó un movimiento transfronterizo en muchas comunidades latinoamericanas.

En ese tiempo muchas bandas mexicanas aún cantaban en inglés

Hay un investigador de Berkeley llamado Héctor Calderón que en su momento escribió sobre nosotros y eso es lo que él logró percibir. En ese tiempo no existía el rock mexicano, todo mundo decía que debíamos cantar en inglés, que lo nuestro sonaba más a Tin-Tán y pues ahora el rock nacional es reconocido mundialmente y ya no es la copia de la copia. Sí, todavía hay grupos que siguen copiando, pero hay más que aportan una verdadera propuesta cultural

Y además de la parte musical, este movimiento generó un debate social, ¿no es así?

Sí, hoy en día hay una gran cuestionamiento hacia los términos que nos han impuesto, porque no somos latinos en Estados Unidos, somos mexicanos, indígenas, y vivimos una situación distinta a países como Argentina donde casi no hubo mestizaje sino un genocidio total. En el caso del resto de “Américua”, sí tenemos claro nuestro origen y no es latino. Otro de los cambios tiene que ver con el poder de la mujer y la energía femenina, su regreso al lugar que merece en la sociedad es otra de las grandes transformaciones.



¿La presencia de María Elena Ríos en el sax como parte del grupo, apela a esa tendencia de inclusión femenina?

No, siempre hemos respondido a nuestra propia consciencia, a lo que nuestro corazón nos dicta más que a las tendencias y en el caso de Malena Rios, ella es una guerrera de la cultura y además, vivió una historia terrible, por eso la invitamos, no como moda, sino porque es un ser humano al que queremos y respetamos profundamente. La invitamos a caminar por ese sendero de  liberación y sanación que es la música. Al menos a mí, la música me ha salvado la vida y además, con las canciones podemos hacer visibles conductas muy oscuras como el abuso a las mujeres y los feminicidios, temas que duelen pero que son necesario que toquemos.

Algunos músicos como Rubén Blades o Peter Robert Garrett de Midnight Oil se han postulado para cargos políticos, ¿tú le entrarías?

No, ya viste con Rubén todo lo que pasó, casi se queda en bancarrota y al final los poderes fácticos no lo dejaron llegar, pese al apoyo que tenía. Para mí todo es política, hasta nuestra forma de vivir y hablar, pero una cosa es el accionar comunitario para transformar la sociedad y otra es la política institucional, una en que nunca voy a estar. La enseñanza de nuestros hermanos zapatistas en 1994 fue que todo se genera desde abajo y desde la izquierda, desde ahí es donde se transforman las sociedades, con la comunidad, entre tu gente y con toda esa tradición libertaria.

Volviendo a la música y a esos años de los inicios del grupo, en el documental Rompan Todo, se dice que Charly García iba a producir el primer disco de La Maldita, pero que ustedes no quisieron…

Con nuestro primer disco no había industria musical en México, no había productores, y por eso vinieron gentes de España y Argentina. Charly García nos escuchó durante una manifestación. Nosotros íbamos tocando arriba de un camión de redilas y le gustó tanto que nos invitó a abrir sus shows en el Auditorio Nacional. Es un súper músico pero está loquísimo y en esa época estaba más desaforado y nuestro acercamiento a la música era otro. Nosotros teníamos muy claro nuestro concepto y definitivamente no coincidimos con Charly a nivel de producción. Es de esos productores que hacen un disco solista con el pretexto de producir una banda.

Luego vino El Circo y todo ese éxito mundial…

Sí, trabajamos con Gustavo Santaolalla, tuvimos esa empatía y un trabajo en equipo. Con El Circo concretamos lo que veníamos pensando en cuestión de discos conceptuales.

Y también fueron buenos tiempos cuando rolaban con Jane’s Addiction en Los Ángeles y en México

Fue un caso vaciadísimo, veníamos en el ’91 de tocar en San Francisco, y alguien nos habló de una banda anglo que quería hacer un documental. Nos vimos en un diner en Melrose o en la Sunset y ahí conocimos a Perry Farrell, quien nos contó su idea de filmar una película que trataba el tema de la magia, pero la compañía de discos no le daba dinero para irse filmar a Brasil, así que le conté de Catemaco. Congeniamos mucho y los llevamos a tocar al LUCC en la capital mexicana. Durante su visita fuimos con él y su novia al Mercado de Sonora y se llevó medio lugar. Luego me dio gusto ver que la portada de su disco Ritual de lo Habitual estaba diseñada con todos esos elementos que compró en el mercado.

Y luego ellos los invitaron a tocar en L.A, ¿cierto? En ese entonces La Maldita comenzó a gustarle a mucho público anglosajón también…

Sí, tocamos varias veces gracias a esa conexión con Perry. También nos invitaron a salir en el video de esa canción que abre ese disco, esa que dice  “here we go!” (Stop). Fue en una casa en el bosque y nosotros chin!, estábamos bien preocupados porque era pura banda alternativa y nosotros llegamos con “Morenaza”, pero a la gente le encantó y mucha gente comenzó a ir a nuestros conciertos e inició la apertura en lugares tradicionales de rock americano con los House of Blues o el Palladium.

¿En algún momento se plantearon no seguir adelante tras la lamentable partida de Sax?

No, porque aunque La Maldita siempre ha sido un grupo de trabajo colectivo, tenemos bien claro que cada persona es única e irrepetible, y así, todos nuestros momentos obedecen a ello. Una cosa fue la primera Maldita que nadie conoce donde estábamos yo, “El germen”, “El tejón” y otra la de El Tiki, otra la de El Circo con El pato, cuando fuimos 6 integrantes. Luego ya sin Lobito o El Pacho, la Maldita siguió.

Pacho trajo un profundo conocimiento y un corazón que nos ampliaba más allá de la música y las letras, hacia un movimiento cultural. El aporte de Pacho fue único, individual y muy importante en todo el trabajo de Maldita y cuándo se fue, Maldita se transformó, pero siguió.

Igual, es insustituible e irrepetible el trabajo maravilloso y único de Sax, el saxofonista más representativo de México. Cuando uno se pregunta por un saxofonista mexicano, inmediatamente piensas en Sax. No hay otro. Con toda su capacidad, su creatividad, su virtuosismo, y generó una gran ausencia en la banda. Todos tenemos un aporte único e irrepetible que no podrá ser suplantado, pero al mismo tiempo la vida es así.

Se muere tu papá y no te vas a morir tú. Una de las maneras más hermosas de seguirlo honrando es seguir compartiendo la música que generamos juntos, la mejor forma de honrar a quienes se fueron y en este caso a Sax, es seguir compartiendo la música que hicimos juntos. Todos nos vamos a morir y todos tenemos pérdidas que ir superando.



Finalmente, ¿qué podemos esperar de sus shows en Estados Unidos y qué otras novedades hay en la agenda?

De estrenos, hace poco publicamos el sencillo “Música guerrera” y estoy preparando un disco como solista. Para nosotros tocar en L.A es como cuando tiene rato que no vemos a nuestros mejores amigos, a nuestra tribu. Tocar en esas tierras donde hemos compartido tanta vida es un gran reencuentro con nuestra comunidad y una oportunidad para seguir celebrando esa relación profunda que no sólo es musical, sino de paz, unidad y movimiento. Y La Banda Elástica ha sido parte importante de nuestra historia.


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