Los caminos de la cumbia. Enrique Blanc. La Banda Elastica

Los caminos de la cumbia

Un viaje musical maravilloso que nos confirma que la cumbia, ese género musical, diseminado a lo largo y ancho del continente, continúa vivo y reinventándose de una y mil maneras.

Texto y fotos: Enrique Blanc


Nuestro periplo nos llevará de Cartagena a San Jacinto y de allí a Barranquilla. El objetivo es presentar Cumbia somos en la primera edición del Festival Internacional de la Cumbia, que ha creado el músico colombiano Yeison Landero en el mero San Jacinto.

Un viaje musical maravilloso que nos confirmará que ese género musical, diseminado a lo largo y ancho del continente, tal como lo afirmó Mario Galeano en el prólogo del libro, continúa vivo y reinventándose de una y mil maneras.

Nos instalamos en el departamento que nos han prestado, ubicado en las  entrañas del casco viejo de Cartagena, en la calle El Porvenir. Hay en los edificios de esta zona de la ciudad, circundada por la imponente muralla que data de fines del siglo XVI, un aire a otras urbes como La Habana y Nueva Orleans, así como una temperatura similar en la que el calor caribeño y la humedad del mar se combinan para tenerte transpirando. Pero también soplan súbitamente intermitentes ráfagas de viento que refrescan y sorprenden a la vez.

Estoy viajando con Sayri Karp y Carmina Nahuatlato, con quienes de años a la fecha he venido trabajando en libros de divulgación sobre temas musicales para la colección La media vuelta de la Editorial  Universidad de Guadalajara, varios de ellos en complicidad con la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM).

Nuestra primera escala nos revela la exquisita gastronomía del Caribe colombiano. En el restaurante Casa Cruxada, a un lado de la Plaza Santo Domingo, probamos la arepa de maíz, el ceviche con suero y los patacones de plátano verde, entre otras delicias. Horas más tarde, nos encontramos con Juan Felipe Córdoba de la Editorial Universidad del Rosario, con sede en Bogotá, uno de los responsables de la publicación de la edición colombiana del título que nos ha traído hasta acá.

Descubrimos de sus manos los primeros ejemplares y repasamos las páginas de un tomo que aborda la cumbia desde distintos ángulos, aportando semblanzas de algunos de sus iconos como Totó la Momposina, Gilda o Celso Piña, así como textos que presentan fenómenos como el “chucu chucu” de Medellín, la “rebajada” de la Ciudad de México, o la “chicha” de Perú, además de escenas en las que esta música se ha desarrollado en países como Panamá y Venezuela.

Juan Felipe fue testigo de la explosiva presentación de Cumbia somos en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara meses atrás. A él le tocó ver cómo el acordeón de Yeison Landero convocó a una numerosa multitud que se aglutinó en el foro donde se llevó a cabo, y a la que asistieron también Juan Rodríguez, líder de Los Mirlos; el productor regiomontano Toy Selectah y dos integrantes de Los Ángeles Azules que llegaron allí por azar, luego de escuchar las notas salientes de ese instrumento que puso a bailar a todo mundo en aquella tarde festiva.



Al día siguiente nos adentramos en las estrechas calles de Cartagena, llenas de color e historia. Visitamos de cerca su muralla y desde su “plataforma para ballestas” vemos la gran extensión de mar que se extiende hacia el noreste en la que en un pasado lejano asomaban amenazantes barcos pirata. Descubrimos las cúpulas de sus templos icónicos y admiramos el vuelo displicente de los zopilotes, “chulos” como les llaman los locales, que surcan el cielo de la ciudad.

El viernes aparece Jaime Monsalve, quien ha llegado desde Bogotá para sumarse a nuestra expedición, que también conforman el editor Esteban Giraldo y el músico Capitán Butrón (a.k.a. David Ríos). Monsalve es el “jefe musical” de Radio Nacional de Colombia y para Cumbia somos aportó dos textos, el de presentación y otro en el que escribe sobre el disco de cumbia que grabó Charles Mingus. Por la tarde, tomamos juntos el transporte que nos llevará por carretera a los Montes de María, la serranía donde se encuentra San Jacinto.

San Jacinto puede jactarse de ser la cuna de varios de los exponentes más renombrados de uno de los géneros musicales por excelencia de Colombia, algunos de los cuales estarán presentes en la primera edición del Festival Internacional de la Cumbia que comenzará al día siguiente. Esa noche, luego de hospedarnos en distintos hoteles y residencias privadas de la ciudad, nos encontramos en casa de Yeison Landero, quien ofrece un banquete a sus invitados.

Allí conocemos a Iván Flores de Discos Resaca, quien ha venido desde San Francisco; también se encuentra Adrianna Abarca que representa a The Latino Cultural Arts Center con sede en Denver, así como los amigos tapatíos de la Colectiva Pardo Heli: Betsaida y Jairo. El menú es diverso y abundante y ofrece otros platillos estelares de la gastronomía de la zona, desde las carimañolas a las empanadas y de la yuca y el ñame al queso fresco de la región.

Yo me hospedo en el hostal que anteriormente fuera la casa del vallenatero Adolfo Pacheco, de quien hay un mural en uno de sus muros exteriores. Mis anfitriones, José Ángel y Fabiola, me relatan los últimos días de vida de quien fuera otro de los indiscutibles talentos musicales nacidos en ese terruño, fallecido unos meses atrás en un accidente automovilístico a los 82 años.

A la mañana siguiente da inicio el Festival. Landero brinda unas palabras de inauguración y enseguida da comienzo el primer conversatorio titulado “Saberes e intercambios de experiencias desde la raíz de la cumbia”. Participan varios de los instrumentistas que arroparon a Andrés Landero en vida, a la par de figuras como el acordeonero Carmelo Torres, la compositora Betty Ochoa, y el también compositor y cantante Roy Rodríguez, autor de la afamada “Cumbia a la Virgen de Guadalupe” que goza de popularidad en México.

No es una conferencia convencional ya que el diálogo a menudo se interrumpe con la intención de ilustrar lo hablado con música. Entonces, los allí presentes tocan a discreción las canciones que van eligiendo y el ambiente se torna festivo, ante el beneplácito de quienes capturan emocionados el momento histórico en sus cámaras fotográficas.



Luego de la comida, continúan las conferencias. Se hace la la presentación de Cumbia somos en la que participamos Sayri, Juan Felipe, Jaime y quien esto escribe. Se percibe la gran expectativa que el libro ha generado y varios de los asistentes toman el micrófono para agradecer su publicación y el hecho de exaltar la música que distingue a su tierra.

La jornada termina con la participación de Toy Selectah, recién desempacado de Monterrey, quien habla de la escena de la cumbia rebajada en su ciudad y con El Golo de la Milenio tomando el escenario con el paso de gavilán, que caracteriza al estilo cholombiano de bailar la cumbia.

Por la tarde, hacemos una visita al Museo Comunitario de San Jacinto donde puede apreciarse la cerámica precolombina de la región y otros objetos de valor para los locales como la cama de Toño Fernández, el fundador de Los Gaiteros de San Jacinto, otro de los orgullos de la región, además de los Grammy ganados por Roy Rodríguez en 2012.

Por la tarde, volvemos al recinto donde se llevan a cabo las conferencias del festival.


Enrique Blanc (izq) y Toy Selectah.

El concierto, celebrado en el Parque Principal de San Jacinto, da inicio a las 8:30 de la noche. En primer lugar aparece una compañía de baile tradicional, rigurosamente ataviada con trajes típicos de la región, y baila la música que la banda de Yeison toca. A continuación, Carmelo Torres ejecuta algunos temas y además acompaña a Betty Ochoa en varias interpretaciones. Acertado que el festival rinda homenaje a estos dos personajes indispensables en el desarrollo de la cumbia.

Más tarde llega el turno de Los Gaiteros de San Jacinto, la institución musical fundada en 1940, cuyo legado ha pasado de generación en generación y ha sabido renovarse sin perder su autoridad en el género. Tras su participación, Yeison Landero y su conjunto toman el escenario para repasar tanto algunas de sus composiciones como otras de su abuelo, el inmortal Andrés Landero, a quien rinde tributo en varias ocasiones, especialmente por el hecho de que al día siguiente se celebrará el aniversario 93 de su nacimiento.

La noche se siente fresca. El público asistente que se reparte a lo largo de la plaza celebra a los músicos que aparecen sobre el entarimado y hace suya una fiesta que de acuerdo con las palabras de la Alcaldesa de la ciudad, Merly Viana Pérez, se ha instituido para repetirse en los años venideros.



Posteriormente son los Bazurto All Stars los encargados de provocar el baile entre los presentes, ofreciendo un espectáculo en el que sobresalen sus impresionantes bailarines, así como las rimas pegajosas que sueltan a ritmo tropical sus dos MC situados al frente de la agrupación. Al final, un DJ invitado desde Monterrey, toma el relevo para llevar la velada casi a las tres de la mañana, la hora en que la primera jornada de Festi Cumbia termina.

Ya de antemano, Yeison Landero había comunicado a sus invitados que la segunda jornada del evento tendría lugar en Barranquilla, en el mítico bar La Cueva, afamado por ser el centro de reunión en otros años de Gabriel García Márquez y una serie de amigos escritores y pintores con los que solía beber y conversar. En la ciudad costeña el calor es intenso y aún más cuando Monsalve, convertido en nuestro guía, nos lleva hasta el mercado en el que se vende todo tipo de parafernalia para el afamado carnaval que está por iniciar en unos días.

Antes de descubrir a los personajes icónicos del mismo como la Marimonda o la Negrita Puloy, y toda la serie de artículos que inspiran, nos topamos con la monumental escultura de Joe Arroyo y no podemos evitar hacer fotos para compartirlas en las redes sociales. Las notas salseras de canciones como “La noche” y “En Barranquilla me quedo” resuenan en mi memoria.



Una vez que llegamos a La Cueva, recorremos los pasillos del lugar para ver la memorabilia que la decora, fotos y dibujos en los que aparece Gabo junto a otros intelectuales como el también escritor y periodista Álvaro Cepeda Samudio y el dramaturgo y cuentista catalán Ramón Vinyes. La temperatura de las cervezas Club Colombia nos sacude el calor de la tarde.

Lo primero que sucede en el escenario del local es una charla que rinde homenaje a Andrés Landero y su invaluable legado. El programa musical anuncia al trovador Leonardo Gamarra, asimismo a Yeison Landero, al grupo Los Gaiteros de Pueblo Santo y a Cumbia Queen. Un cartel que incluye sobre todo renovadores de la cumbia, parte de una generación joven que está dándole un nuevo aire al característico estilo colombiano.



Yeison ha sabido impregnar con su personalidad las composiciones clásicas de su abuelo como la icónica “La pava congona”, o bien aportar temas de su autoría como “Noche de cumbia” en las que de rememora a su antecesor en versos como: “Que te alumbren las estrellas / Te quiero seguir mirando / Pareces sanjacintera cuando yo te veo bailando / Y te voy a dedicar la cumbia de Andrés Landero / que es la herencia de mi tierra, la que me enseñó mi abuelo…”

Por su parte, Cumbia Queen resultó ser un revelación total. Carmen Milena Antolinez no sólo le ofrece una sonoridad muy contemporánea a la cumbia a través de canciones como “A curarte el alma” y “Pa’ volverte a ver”, sino que se erige como una poderosa frontwoman que bien podría ser figura central del resurgimiento que este ritmo viene teniendo en días recientes.

Con tan solo un álbum, de nombre Historias cantadas, Los Gaiteros de Pueblo Santo se perfilan también como una agrupación que retoma la tradición cumbiera con total veneración, pero que le da un tratamiento refrescante a través de letras y poemas, elocuentes en canciones como “El novenario” y “El hermano del trueno”.



Un último encuentro nos aguarda en la ciudad en la que ya puede respirarse la emoción desbordada de un carnaval que va a invadir sus calles en unos días. Adriana Maestre, de la Editorial de la Universidad del Norte, institución que también coedita Cumbia somos, se reúne con nosotros para comentar los pormenores de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, planeada para semanas adelante.

El sitio de encuentro es uno de los atractivos más populares de Barranquilla: el centro gastronómico Caimán del Río, en la ribera del Río Magdalena, donde, para no perder la costumbre, la gastronomía del Caribe colombiano vuelve a mostrarnos sus encantos combinando en un plato su pescado frito, su arroz con coco y sus ubicuos e ineludibles patacones con suero.

Volvemos a Cartagena cuando la noche ensombrece su casco viejo, con la satisfacción de que Cumbia somos camina a su propio ritmo por ciudades que no habíamos imaginado. Ahora toca dar continuidad a su paso en los demás países donde también se publicará esta obra: en Argentina, por la Universidad de Buenos Aires; en Chile, por la Pontificia Universidad Católica; y en Perú, por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

A la mañana siguiente, corremos al aeropuerto internacional Rafael Núñez para regresar a México.

Los involucrados en esta aventura a ritmo de cumbia, agradecen la hospitalidad de Isabel y Enzo en Barranquilla, de Adriana y Francisco en Cartagena y, desde luego, de Anita y sus fantásticas arepas de huevo.

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