De Saloon vuelve a encender el pulso del rock alternativo chileno con una etapa especialmente intensa en su carrera. Tras el éxito de singles como “Esfumar”, “Té” y “Quédate”, la banda se prepara para un 2026 decisivo: forman parte del line up oficial de Lollapalooza Chile, presentan El sonido del misterio—su séptimo disco, próximo a estrenarse—y confirman una gira nacional que ya contempla 14 ciudades. Conversamos con Roberto “Otto” Arancibia, bajista del grupo.
Pimero que nada, felicidades por este nuevo sencillo y por lo que está haciendo ahorita el grupo. Cuéntame, ¿cuál es el sentimiento detrás de este nuevo lanzamiento?
Hasta ahora, muy contentos, esperando todo lo que venga por este lanzamiento y por la celebración de nuestros 25 años de carrera, que va muy bien hasta ahora.
Claro, pues son siete discos, que por otro lado es un número cabalístico. ¿Crees en la numerología o no te fijas tanto en eso?
Mira, no sé nada de numerología, pero me parece interesante. Sé un poquito del horóscopo chino y sí creo muchísimo en la intuición de cada uno.
Y el nombre del disco, El sonido del misterio, de origen ya suena misterioso. ¿De dónde viene el nombre?
El sonido del misterio obedece a que hoy en día una banda que cumple 25 años y que sigue unida, siendo los mismos integrantes desde el primer día, es un misterio. Lo que hemos conseguido como banda tiene mucho de misterio, de azar, de fortuna. Va por ahí el nombre.
¿Y de algún modo en el disco encapsularon el sonido que han desarrollado a través de estos años? ¿O es nostálgico?
Es imposible, con todos los años de carrera, sonar como al principio. Pero hay una esencia que se mantiene. Es una mezcla entre nuestra esencia y cómo somos hoy en día.
¿Y ese cambio obedece a nuevas influencias musicales o experiencias?
Creo que más que musicales, son personales: el autoconocimiento, aceptarse, quererse, querer a tu banda y a tus compañeros. Eso se ve representado en la música.
En el boletín mencionan influencias como Roy Orbison y Morrissey. ¿Sí hay algo de Morrissey en el single “Nunca Nunca”?
Sí. Son pocas las bandas que nos cruzan a los tres, y The Smiths/Morrissey es de las pocas. Es una sonoridad que nos gusta, que nos gusta revisitar. Roy Orbison también es un gran compositor, un artista de su época. Son influencias nobles para un grupo que se propone hacer un disco desde ese tipo de referencias.
En cuestión de letras, ¿de dónde fluye este disco?
Tenemos un compositor con una pluma muy característica. Hay un motor compositivo y letrístico súper claro en lo que hacemos. No te sabría citar un autor, pero sí son situaciones recurrentes en nuestra discografía y que la gente espera, lo cual es bonito.
El video de “Nunca Nunca” también tiene influencia de Edward Hopper, ¿no?
Sí, nos representa mucho. Es una estética que nos representa a todos. Todos sentimos una atracción por eso.
¿Cómo ha cambiado Chile musicalmente en 25 años? ¿Cómo encaja hoy De Saloon?
Cuando éramos adolescentes, había una industria discográfica muy fuerte que editaba discos de artistas chilenos. Eso nos impulsó a decir “está pasando algo”. A finales de los 90, sellos editaban 8 o 10 artistas chilenos por año. Había un espacio mediático y la sensación de “atrevámonos”. Los Tres estaban en su mejor momento, y eso era una referencia muy palpable. Después, en los 2000, con nosotros, Los Bunkers y otros proyectos, la escena se diversificó.
¿Y MTV Latino tuvo un papel ahí?
Sí, mucho. Era una señal paralela a la chilena y nos ayudó a ser conocidos en México y otros países. Pero nuestra carrera empezó justo cuando caía la industria discográfica. Nos tocó ser independientes. Después vino la piratería, las descargas ilegales. Sonábamos mucho en radio, pero predominaba el MP3. Firmábamos discos piratas porque era la única forma en que circulaba la música. Era una época rara, pero también emocionante.
¿Estados Unidos lo tienen en el radar para giras?
Nos encantaría visitar al público latino allá. Sería increíble porque musicalmente es un público muy abierto. Sé que en algún momento estábamos desarrollando una gira y esperamos completarla.
