¡Quien lo dijera! En pleno 2022 vivimos un importante auge de la psicodelia y existe un gran interés de parte de muchos escuchas para hurgar en lo profundo del espacio interior y, además, de relacionarse con la naturaleza, tal como ocurre con Cigarbox Man, un artista que cuenta con la habilidad no sólo de tocar la guitarra con gran solvencia, sino de construir sus propios instrumentos.
Inició su carrera sumándose a la etapa final de Los Bunkers, por lo que los acompañó en grandes festivales, como el Lollapalooza Chile, Fender Day y el argentino Cosquín Rock, aunque ahora se ha instalado en California para seguir creando rodeado por las montañas y provocando una maraña psicodélica que envuelva a la gente.
Precisamente de una encerrona en una cabaña ubicada en la sierra californiana fue que surgió “I’m Not Terrified”, el tercer sencillo del que será su nuevo álbum Blue Dalom, y que prolonga la estela dejada por “Hit the Time” y “Mírame”, cantada completamente en español.
Cigarbox Man recorre una estela rockera que nos hace acordar de lo que hacen Tame Impala, Khruangbin y los aplaudidos The Black Pumas, pero le imprime un toque muy personal a lo que hace, pues además de construir sus guitarras, busca reducir la huella de carbono de sus lanzamientos a través de donaciones a fundaciones sin fines de lucro e imparte talleres comunitarios para iniciar a los
jóvenes en el arte de la laudería.
Todas estas acciones han llevado a que Cigarbox Man considere que lo suyo es un proyecto de lo que llama “Rock Sustentable” y, de hecho, su lira fue armada con materiales reciclados. “I’m Not Terrified” es una canción que lo refleja perfectamente y que denota porque es que ha establecido una complicidad
creativa con alguien de la talla del también guitarrista Tomás Salcedo, miembro de Fantastic Negrito.
Pero no se trata del único músico sobresaliente, en Blue Dalom también están el baterista Thomas Pridgen (The Mars Volta, Residente) y el percusionista de Carlos Santana, Karl Perazzo; Cigarbox Man ha armado todo un dream team de colegas del área de la bahía para que lo acompañen.
Cada vez que dejemos correr “I’m Not Terrified” podremos recrear esa sensación de un músico caminando por un paraje boscoso y nevado, que es en verdad lo que dio origen a está composición, pero también podremos clavarnos en el solo de guitarra, que a la vieja usanza de Pink Floyd, potencia al máximo la experiencia sensorial.
