Escucho esto y me duelen un poco las muelas. Probablemente las notas afinadas se pueden contar con los dedos de la mano de una tortuga ninja, la grabación suena como el culo y una de las primeras imágenes del video es un caniche en pañales excitado con lo que es, probablemente, su hermano o su madre.
A todas luces parece que vengo dispuesto a desollar vivos a Los Doggers -creo que ya lo hice un poco-, y sin embargo no puedo evitar enamorarme de la crudeza de su último lanzamiento.
Y es que los “19 años”, como se llama este himno garage, son así: deslavados, hormonales, crudos, valemadres, callejeros, desaliñados. No hay ningún intento especial por demostrar nada y esa inocencia, esa valentía, esa honestidad, valen oro.
No por nada los mexicanos ya han sido fichados por Hotel Records, que hace un rato se viene fijando en nuevos talentos latinoamericanos, y con quienes preparan su primer larga duración tras un segundo EP (“Muy Joven”) del que se extrae esta canción de rock con filosofía existencialista.
Un poco de punk, un poco de garage y una dosis de música californiana convergen con bellísima nostalgia en el último estreno de una banda formada en plena adolescencia, y que utiliza como escenario del video probablemente el mismo escenario que utiliza todos los días de su novel existencia: sus barrios, sus calles, sus casas, sus parques y las fiestas de sus amigos.
Si esto no te recuerda una cierta época de tu vida, deberías revisar tu adolescencia y tratar de derretir la escarcha que cubre tu corazón helado.
Sin ser particularmente fan de este estilo de música, con el tiempo he podido entender que hay canciones y bandas para ser escuchadas con el alma; el virtuosismo termina por aburrir y se olvida, la sinceridad descarnada, en cambio, se aloja en ese bolsillo de los desprejuicios que todos tenemos en la parte más escondida del cerebro, y ahí se queda para siempre.
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