Como una secuela de ese álbum, “333” marca la vuelta del poeta oscuro, quien ahora narra una experiencia demencial: el encierro en un hotel para enfrentar a los fantasmas de la abstinencia. Aunque Draco Rosa lleva años de sobriedad, las cicatrices que marcan a un adicto suelen inspirar nuevos temas.
En el caso de “333”, la idea brotó antes de subir al escenario en un festival en Argentina, cuando un riff de guitarra asaltó al puertorriqueño: la canción abridora de Monte sagrado fue parida en la antesala de ese show.
En medio del flujo creativo, Draco tuvo que detener la grabación de Monte Sagrado cuando el huracán María azotó Puerto Rico. A un año de distancia, el disco ya se encuentra terminado y se estrenará el próximo 26 de octubre.
Para calentar motores, “333” deja un excelente sabor de boca y anticipa un álbum rockero, profundo y oscuro, tres ingredientes que sus fans de hueso colorado agradecemos. En cuanto al video, estrenado hoy en exclusiva para La Banda Elástica, se trata de un trajo creado por Sharpball, un equipo colombiano de animación que se inspiró en la portada del disco, originalmente diseñada por Revel Rosa, hijo de Draco.
“Al ver la portada del álbum, Moebius y Jodorowsky vinieron a la mente y el trabajo de Boris Vallejo en el video musical de ‘Murder One’ de Metallica tocó la cuerda con el primer riff de la canción”, dice el director Miguel Jiménez. “Lo que realmente distingue a la mise-en-scène de todo lo demás en lo que hemos trabajado fue darle vida al mundo poético y lírico de Draco Rosa; es ese lugar especial donde realmente puedes mirar hacia atrás y reflexionar sobre el hombre como un dotado artista, compositor genial y narrador principal. Tuvimos página tras página de algunas de las mejores líneas en música, sin distinciones de idioma, para crear un universo alternativo”.
Como un híbrido entre Blade Runner, Batman y algunos clásicos de animé, los hermanos Jiménez entregan un trabajo que abreva de la ciencia ficción, con elementos de steam, diesel, cyber punk y elementos de fantasía épica. El personaje de “vagabundo” es un mago que es buscado por traficar con poesía explosiva en un mundo donde los sentimientos se encuentran con la programación y los circuitos.
“Lo que realmente impulsó la apariencia del proyecto fue la oportunidad de mejorar la nostalgia de la ciencia ficción de finales de los setenta y principios de los ochenta: algo que encontramos para complementar la música en el mismo contexto; el ritmo inquietante pero sedoso” concluye Jiménez.
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