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Babasónicos: bailando en compañía de la muerte y el deseo

Si algo ha perdurado a lo largo de los treinta años de carrera de Babasónicos es esa manera en que cargan de elementos simbólicos a las canciones. Y su cabalístico álbum número13 no es la excepción -desde el lugar que ocupa-; Trinchera es una obra de madurez en la que temas importantes que cruzan por la mente de Adrián Dárgelos se combinan con una buena carga de sensualidad en la música.

Se trata de una entrega de 11 canciones sobre las que gira la muerte como un principio esencial a la vida humana, pero el planteamiento parece ser el de: si es que llega, la recibiremos bailando “Bye Bye”. El tema sugiere un previo encuentro amoroso (“Hazme el amor hasta el amor hasta el amanecer/ y después Bye Bye/ no me sigas/ tengo asuntos importantes que atender”) y después lo que venga… así sea el inevitable final.

Tras la muerte en 2008 de Gabo Manelli, bajista fundador del grupo bonaerense, ya hubo una temporada en que Adrián Dárgelos se obsesionó con el asunto de la mortalidad, algo que con la pandemia volvió a cobrar total protagonismo social, dado que nos ha hecho replantearlos las cosas muy de fondo y tomar conciencia de nuestra fragilidad.

Dejo correr Trinchera mientras recuerdo que la muerte es también un concepto fundamental para el pensamiento de filósofo alemán Martin Heiddeger, quien planteara que: “La muerte nos sirve de guía para tratar de comprender el laberinto del misterio del ser humano. Ella siempre está como telón de fondo, siempre está a la mano. Por consiguiente, la muerte y el ser del hombre se iluminan y clarifican mutuamente”, expone el catedrático mexicano Víctor Manuel Pérez.

Y así es como llega el turno de “Anubis” y todo engarza a la perfección, dado que la letra dice: “No va a empezar la muerte hoy/ a llevarse mis amigos/ No la voy a dejar, yo la voy a apalabrar/ tiene que peleármelo”. Mientras transcurre a un ritmo de media velocidad -trotón-, en el que brilla una melodía aterciopelada -marca de la casa- y los sintetizadores se ponen saltarines.

Trinchera no puede evitar su vinculo con el periodo en el que fue conformado y compuesto – entre 2020 y 2021-, durante encerronas forzadas y el constante deceso de personas a causa del virus. Babasónicos se recluyeron a grabar en los estudios Juno de Buenos Aires y teniendo como coproductor e ingeniero a Gustavo Iglesias.

Es así como fueron surgiendo piezas que transpiran ese espíritu de época, tal como ocurre en “Vacío”: “Si luchamos esta vez/ que sea a favor/ Si perdemos esta vez/ que sea otra cosa… Dejemos de pensar contra el vacío/ y despertemos en él”.

En este décimo tercer álbum una vez más paleta sonora a la que recurren es muy amplia: “Vacío” tiende hacía un pop que coquetea con la electrónica minimalista y que contrasta con el ritmo discotequero de “Bye Bye” y la base de rock pop de “Anubis”.

Y el conjunto de grades canciones se completa con “La izquierda de la noche” -el tema de más amplio calado popular hasta el momento- y que tiene una letra contundente e impecable: “La noche es un país imaginario/ Donde lo insignificante luce como joya envuelta en humo/ Donde más es más y todo se desea más”.

Musicalmente, tiene una línea de sintetizador que nos recuerda a Kratwerk, pero inserta en una pieza de media velocidad, que tiene una elegancia muy al estilo de los noruegos Röyksopp. Pero su poder de seducción emana en buena medida de la letra: “Me enamoré de la noche/ La noche y su sabor artificial/ Y si me di cuenta, no lo supe”. “La izquierda de la noche” es ya uno de los grandes clásicos de Babasónicos.

Trinchera nos deja con la sensación de que el pensador Gilles Lipovetsky tenía razón y estamos ya muy dentro de La era del vacío, que de alguna manera se replantea con ese exabrupto de mortandad que trajo el Covid 19.

Adrián Dárgelos y el resto de los Babasónicos nos ofrecen canciones cargadas de sex appeal y sofisticación como herramientas para resistir en este plano existencial: “Somos como islas que naufragan entre estrellas/ A merced del tiempo/ Que ya nadie mide, que ya nadie sigue/ Y que solo importa llenar”.


Lee nuestra charla con Diego Tuñon de Babasónicos

Por Enrique Blanc


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