Sábado por la mañana. Uno de mis contactos de Facebook publica en su muro el video de un grupo llamado Nueve Desconocidos. En el clip de “Todos mis Cristales”, evidentemente grabado con una de esas viejas cámaras VHS de los años 80 o 90, se puede ver a un tipo oscuro con look como The Bolshoi o una de esas bandas seminales del post-punk, que lo mismo lanza lánguidas estrofas de desamor, que devora papas fritas en un Burger King ubicado en algo que parece ser Madrid en los años ochenta.
Pero no, no se trata de alguno de esos grupos olvidados del llamado after-dark, sino un exitoso proyecto relativamente nuevo integrado originalmente por Marc Alexandre y Ares Negrete. El proyecto, hoy al parecer el alias de un solo hombre, publicó su primer disco (homónimo) en 2021 y se encuentra en la cresta de la ola del nuevo pop de España para iberoamérica. Platicamos con Ares Negrete de quien en México se ha inventado que es pariente de… Jorge Negrete (en serio).
¿Qué opinas de que a la gente le gusta “de todo” y no hay fans identificados con un género como era antes?
Mira, por el tema de la globalización, las nuevas juventudes saben que consumir música es muy fácil y ahora la gente no pertenece a un nicho, si eras heavy escuchabas a puros grupos en ese estilo. Yo conozco personas que están escuchando a grupos punk y al día siguiente están bailando reggaetón. Antes escuchabas Sonic Youh y Dinosaur Jr y sabías que era algo afín y que eras alternativo. El concepto de “alternativo” se ha difuminado, tenía sentido la música indie.
Siento que tus fans sí son clavados y les gustan las mismas referencias.
Sí, suele ocurrir así, de la gente que va a mis conciertos hay personas de varias generaciones, tanto adolescentes que escuchan hyper-pop y también música oscura, pero igual gente gótica como tal que vivieron esos años o son nuevos goths.
Me llama la atención toda la parafernalia religiosa que utilizas: cruces, rosarios, etc.
La verdad es que entiendo lo de protegerse con cruces, yo vengo de una parte de España llamada Alicante, que colinda con Murcia y ahí es común la cruz de caravaca que tiene dos palitos horizontales. Hay una leyenda que dice que cuando España fue invadida por los musulmanes, había un jerarca en Murcia que no creía en Dios que se convirtió en cristiano cuando vio que dos querubines bajaban esta cruz; estoy impregnado de ello, como mucha gente en España o en México, que le rezan a la muerte como si fuera un santo católico, es un concepto súper divertido.
Pero no creas que en México la gente adora a la santa muerte, eso se da más en ciertos niveles. Por cierto, ¿eres pariente de Jorge Negrete en verdad?
Es medio verdad, es algo que le conté a Juan de Casa Maracas (su agencia de booking) y es algo que se usó en el tema de la promo del disco. El padre de Jorge Negrete estuvo en España y se ve que tuvo sexo salvaje con mi tatarabuela y tuvo hijos bastardos, pero no tengo pruebas de ADN, es algo que de dice en mi familia.
¿Y de Manuel Negrete, el jugador que metió el mejor gol en el Mundial de México 86 no serás algo?
No tengo ni la menor idea, tío.
Veo que hay algunas referencias en tu música a artistas como Cerati. Si no me equivoco Soda Stereo nunca pegó como debería en España.
Sí, tengo una versión de “Puente” de Cerati. ¿Sabes? Creo que Héroes del Silencio pegaron mucho en México y Latinoamérica porque se parecían mucho a Caifanes y a Soda. En España no llegó mucho el producto latino en general en los años 80 y 90; mi padre conoció a Gustavo Cerati, cuando estaba veraneando; mi padre era adolescente, ¿o fue Charly García? Creo que era Cerati. Mi padre no lo conocía.
¿Cuáles son tus influencias del llamado rock siniestro y de la cultura pop?
Me inspiraron grupos más pop como La Dama se Esconde y algunos clásicos como Décima Víctima o Esplendor Geométrico que más bien es industrial, pero me gusta mucho. Mi estética está influenciada por mi madre, y la música viene porque me cansé del rock y descubrí la electrónica y el pop. Luego mi padre me mostró a The Cult y a Depeche Mode.
Antes la personalidad de un artista iba ligada a su actitud, o sea, no podías ver a Peter Murphy en playa porque se suponía que era un vampiro, ¿hoy con las redes sociales ese culto a la personalidad se perdió? Por ejemplo, yo pensaba que eras muy serio y que dormías en un ataúd o algo así…
Te puedo asegurar que no tengo un ataúd en mi cuarto. Eso que dices que pasa actualmente no me gusta que los artistas no sean representativos físicamente o estéticamente con lo que hacen; me gusta que Enrique Bunbury tuviera esa imagen, es importante, se está perdiendo. Ahora es fácil desmitificar a un artista con lo que muestra en las redes sociales.
En tus letras hablas de desamor y de ausencias, ¿cómo abordar eso sin caer en lo obvio?
Solo escribo de cosas que siento, el sentido sale después; cosas que no sé de las que estaba hablando en cierto momento, no le di vueltas a querer sonar distinto.
El disco incluye una versión de “Las venas de mi amigo están ardiendo”, de Polanski y el Ardor, y la colaboración de El último Vecino, en “Preguntas”; Interrogación Amor, en “Perdido en mi mente”; y VVV [Triping ́You], en “Convicción”.
