IMS: “El algoritmo sabe quien eres, pero desconoce qué quieres ser”. Camilo Lara estrena disco retrospectivo (entrevista)

20 años después, y  el Instituto Mexicano del Sonido, alter ego de Camilo Lara que opera  bajo las siglas de I.M.S., sigue ahí, viendo pasar el tiempo y las modas, pero aferrado a lo que bien sabe hacer: “dar con la fórmula mágica de la fusión musical, cultural y simbólica del alma mariachi, el espíritu de los sonideros y los ruidos electrónicos y sintéticos más audaces”, como dice el comunicado de prensa de Algo + Ritmo, su más reciente lanzamiento en formatos digital y vinilo, que hace eco de el vasto material que forjó en una carrera llena de buenos momentos. Además de esa recapitulación con aroma a autobiografía sonora, el disco incluye 2 canciones nuevas: “Stop” con Ceci Bastida y “Bolero”, una colaboración con Foudeqush y Esteman. Algo + Ritmo 2004 – 2024 es “una celebración y un buen punto para voltear atrás, ver el camino recorrido y seguir hacia adelante” en sus propias palabras. Platicamos con Camilo Lara para LBE.

Acabo de ver el vinilo de Algo + Ritmo 2004 / 2024 y el arte quedó increíble…

Estoy súper feliz, la portada es una pintura que muestra mi cabeza como si estuviera siendo descubierta como si fuera una figura olmeca. Y luego la contraportada es esa misma imagen de la cabeza, mostrándose al público en la quinta avenida.

Foto: Cortesía de Soy Sauce Records.

¿Cómo surgió la idea de ese concepto?

La idea del arte parte de “hacer arqueología” con tu propia música. Un poco va por ahí, pensar que se puede reencontrar todo lo que hiciste, redescubrir lo que antes eran canciones, que eran recuerdos y ahora son parte de otra historia; trabajé con Óscar Reyes que es un artista visual, siempre estamos pensando en hacer cosas bien locas.

¿Qué tanto regresas al pasado para hacer música nueva?

Pues yo no escucho los discos que hice antes, nunca los revisito, a menos que haya cosas mías que luego suenen en la radio y yo las escuche. Hago las cosas y me olvido, cada disco es como una fotografía del momento que vives, qué traías, qué llevabas puesto, qué te obsesionaba, algunas cosas de ropa que te iban bien y otras que te hacían ver ridículo. Algunas cosas las dejo de ver, pero luego las reviso, cada disco es un diario de lo que estaba pasando. Este disco sí te cuenta todo, del punto A al punto B.

Cuando comenzaste, no te definías como músico, al contrario, decías que lo tuyo era otra cosa (copy and paste, collages sonoros…)…¿hoy ya te sientes, supongo, dentro de esa categoría?

Sí, tienes razón, uno se vuelve lo que niega toda la vida y mucho hay de eso, porque nunca fui considerado músico en mis inicios. En mi familia sí, eran guitarristas y tenían su instrumento bien claro, y yo, poco a poco fui volviéndome músico.

¿Cómo ha cambiado tu forma de hacer las cosas en estos años?

Mi primer disco tiene la gracia de la ignorancia, de no saber cómo hacer las cosas, hacerlo con garra y corazón y lo siguiente, pues cada en cada uno fui afinando ciertas cosas. El disco Político lo hice pensando justo en hacer algo político. Piñata fue muy íntimo, tiene nombres y apellidos, direcciones… Siento que en las carreras de música pop, vas perdiendo la rabia pero vas ganando inteligencia, por eso los discos de Bob Dylan van perdiendo esa furia, pero son muy buenos. Ya no soy un niño que se ponga a samplear a Pérez Prado o cualquier cosa loca que hoy no lo haría, pero ahora sé grabar en un estudio como Pérez Grado; la gracia es poder hacer esa transición…

Tu single “Stop” tiene elementos de muchas cosas, pero la guitarra tiene un toque muy particular…

Ese sonido está inspirado en Os Mutantes, es un fuzz que hace chatarra el sonido y luego tiene un delay, unos ecos y por eso suena así. Es algo que hacía mucho ese grupo y yo quería ese sonido, eléctrico y radical. La canción habla de un sábado en Los Ángeles, en una parrillada en la casa de alguien.

¿Cómo la canción es sobre L.A. pensaste en Cecilia Bastida?

Pensé en Ceci porque ella, aunque vive en Los Ángeles y es prácticamente angelina, además es una buena amiga. Sí, quería que esta canción la cantara alguien que viviera en esa ciudad. Sentí que esa canción representa lo que soy. Es una cumbia rebajada y esa guitarra suena a algo que me gusta, a lo que soy. Alguien que no conozca a el IMS puede conectar con lo que soy.

Es irónico que un disco que salió en vinilo se llame Algo + Ritmo, que claro, que tiene que ver con el algoritmo digital, ¿no?

Se llama Algo + Ritmo, porque unas tienen ritmo, otras no. Todos mis discos tienen esa onda que se pueden leer de diferentes formas, me gusta que tengan dos lecturas como Méjico Maxico o Soy Sauce.

¿Y tú escuchas música de la que te dicta el algoritmo o prefieres otro tipo de canal?

No le hago feo al algoritmo, pero prefiero la curaduría humana, te pone cosas que no tenías idea que existían, digamos que una combinación de ambas sería lo ideal. El algoritmo sabe bien quién eres, pero desconoce lo que quieres ser y para mí eso es fundamental. Si nunca has probado el caviar ¿cómo sabes que no te gustará? Es lo interesante, digamos que los dos valen la pena si los combinas.

Foto: Cortesía Soy Sauce Records

¿Crees que la música alternativa cambió mucho en estos años? Al menos su concepto…

La verdad es que lo alternativo era para definirte como persona, en qué tribu estabas, quién eras y siento que hoy en día el multi-like de cosas hace que cada vez tengamos menos tribus urbanas y menos afiliación a cosas, pero creo que hoy en día sigue siendo importante pertenecer a algo, es mejor a ser parte de algo genérico.  Creo que el “alternativo” ya no es lo que era, pero existen cosas que no corren por las pistas comerciales, es un hecho.

Por: alejandro mancilla

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