La Márian es el proyecto de Mariana Correa, cantante mexicana y compositora independiente que agrega trip hop, neo Soul, nu jazz, art pop, downtempo, healing music y más géneros a su coctel de influencias plasmado en Jardín su primer EP. Sus letras en español invitan a reflexionar acerca de rupturas, el desapego, la depresión y la importancia de la autonomía. Platicamos con la artista mexicana que con su música. proyecta un antídoto para la ansiedad, mediante paisajes sonoros que transitan por diferentes estados de ánimo.
¿Qué te dice la etiqueta de música alternativa hoy en día?
Ahí dentro estamos todavía los artistas a los que nos nos interesa encajar en alguna parte. Incluso en la forma de componer se nota, no es música pensada para un sector pop. Quienes estamos en lo alternativo no es que no nos definamos, sino porque no queremos tener un producto mega-comercial.
¿Tú si te pondrías una etiqueta?
Es que de repente tengo una onda medio down-tempo, algo de spoken word, muchas cosas. Con mi primer EP , Jardín, descubrí cómo debía sonar. Ahora el experimento es cómo sueno yo de solista.
¿Cómo te sientes más cómoda componiendo, en inglés o español?
Cuando improviso me sale más en inglés, pero cuando me siento a escribir lo hago en español, fluye más orgánico, en el papel, el español tiene más cosa, más carnita.
¿El español es más confesional para un latino no?
Sí, totalmente, el inglés es más frío, las sensaciones y texturas se describen bien en español. El inglés es más fácil de rimar.
Tienes una colaboración con Torinotabi…¿cómo fue?
Pues pasó porque mi EP lo co-produje con NNR Norteaméricana Nacional Recordings. En una ocasión llegué al estudio y empecé a tararear algo encima de la canción de Torinotabi y él me pidió que se armara la colaboración. Me divierto mucho colaborando con diferentes artistas, probar diferentes géneros, me da por sumar voces.
También participas en el disco tributo a Daniel Melero hecho en México, ¿cómo fue la experiencia?
Sí, colaboré con Man After Man. Conocía el disco que hizo Melero con Cerati. Para este disco de Líneas Estratégicas, investigué más y Melero una leyenda. Me gusta que en este álbum tributo hay artistas que estamos empezando y artistas ya consolidados.
¿Cómo productora en qué estás ahora?
Soy maestra de canto también y yo co-produje mi EP. Ahora estoy produciendo para otros artistas y eso me estimula mucho. Me gusta estar atrás, no ser la cara de un proyecto y estar en el proceso creativo es lo que más me gusta, pero eso ha sido un descubrimiento. Toda la parte de la composición de hacer videos, y ahora esto me está gustando, incluso más que en los conciertos, estar al frente. No sé cómo va a funcionar, a lo mejor dejo de dar la cara y te metes a mi perfil y la foto es una papa. Esa parte de “vamos a cambiar esa palabra, métele un bajo…”, me divierte mucho.
¿En inglés que sueles escuchar?
Me gusta James Black, Little Dragon y he tenido un comeback, me gusta Sia, Blonde Redhead. Siento que escucho mucho sobre todo a músicas. También soy fan del colectivo Sault. Eso me conecta chido.
Leí que tu música ayuda a la ansiedad…
Bueno, la canción que cierra el EP, y que se llama “A Little Dreams” cierra el viaje. El disco es una especie de travesía que comienza con el duelo, el saber estar solo, la aceptación. Este bonus track quiere mostrar una sensación de bienestar. Muchos discos tienen este elemento, son esas canciones que tienen esa intención, de que los escuches con audífonos; pensé esta canción como una experiencia sensorial, y entonces pensé en algo así con esta canción. Mis canciones son como lentas, tienen el objetivo de conectar con las emociones, no está mal evadir que estás cansada o desconectada de ti misma, volver a respirar. De hecho esta canción no tiene un beat, es ambiental totalmente.
¿Sientes que el feminismo en la música hoy está más latente que nunca?
Afortunadamente desde el 2020 para acá, veo un cambio. Han pasado muchas cosas, comenzaron a salir a la luz proyectos más colectivos de mujeres y eso cada vez se nota más, que no estamos juntando a componer. Es lento el proceso. Por ejemplo, ahora estoy leyendo un libro que se llama Letristas (de Alejandro Güerri y Federico Merea), donde se incluyen a compositores de rock y no hay ninguna mujer. Es injusto que tengamso que seguir diciendo “aquí estamos”. Están desde Adrián Dárgelos hastaSantiago Motorizado. Pero no está ni Natalia, ni Julieta, ni Ximena. Sí es impresionante, siento que si la inclusión va por buen camino pero ves esto y dices “¡mierda, pues estamos aún bien atrasados”, porque hay un montón de mujeres con una carrera bien consolidada. Eso sí, hay un montón de artistas que la están rompiendo, como unas chicas de Tepic, Nayarit, México, que se llaman Rosa Polar que me invitaron al festival Polar.
