Roberto González: Once rolas esenciales del inmortal maestro Rupestre.

Roberto González: Once rolas esenciales del inmortal maestro Rupestre.

Las canciones de Roberto González nos atravesaron de izquierda a derecha. Nos mostraron un espacio musical libre, una música nuestra. Andrés Acosta, Zindú Cano, Kevin García, Nacho Alicia, Rafael Catana, Ed Ruiz y Julia González Larson seleccionan sus rolas favoritas del recientemente fallecido trovarocker veracruzano.

Conocí a Roberto González en un toquín rupestre en un bar de cubetones de cerveza escondido en Miguel Angel de Quevedo (CDMX). En medio, había un tubo de pole dance. Iba con Las Izquierdas, mi banda de ese entonces; recién habíamos visto el docu de Rupestre en la Cineteca, y nos trajo una sensación de humildad y equipo, un sentimiento de pertenencia hacia algo más grande que nosotros mismos, a una escena secreta y atemporal de seres que le tocan a la vida, con música que suena al lugar de donde son y que, además, hacen que ese lugar retumbe. ¡Teníamos tradición!

Ese día, tocaron Fausto Arellín, Carlos Arellano y Roberto. Roberto iba con su hija Julia, que lo acompañaba en jarana y voz. Roberto era un tipo grande, de facciones fuertes, ya en edad, pero con un coraje de colores. Su voz, siempre joven y vital, aguardentosa. Sus canciones nos atravesaron de izquierda a derecha. Entendí cosas que aún no entiendo. Al final me acerqué y le pedí su contacto. Ese día nos descubrimos rupestres.


Había algo de la generación rupestre que hacía ruido en mi ego rockstaril: La ausencia de fama y dinero. El único que la tenía, ya se había muerto desde el ’85. En los rupestres, hay un rechazo al sistema mainstream –intencional o inintencionalmente–, quizás heredada de una juventud sobre-ideologizada después de tratar de dar sentido a la masacre del 68 y a la ridícula desigualdad económica. Pero, fue justo en ese rechazo rupestre hacia lo mainstream, donde descubrí un espacio musical libre, una música nuestra.

Hay una línea, como un hilito rojo secreto que viene de cantor en cantor, guardando el ritual, guardando la melodía y la voz de poder decir la verdad sobre un tiempo, nuestra verdad musical, la que cuenta y crea nuestra historia. Esa línea en la canción mexicana del rocanrol, es donde Roberto deja varias marcas luminosas, verdaderas joyas.

Heredero de León Chávez Teixeiro, con su canto que siempre cambia de piel, entre peña y peña y marcha y marcha y toquín y toquín, fue esculpiendo una endógena canción rockera. Poesía que transmuta y ritmo que eleva.

Roberto venía de Un Viejo Amor. De esa banda surgió el Roberto y Jaime: Sesiones con Emilia (Pentagrama, 1980), que según mis cálculos cuánticos es el primer disco de folk en México. El folk es cantarle a la vida (¿o será la vida cantando?) con los trastes que tienes enfrente, con las borracheras, bautizos y muertes. Canciones con raíces.

Roberto venía de Un Viejo Amor.

De esa banda surgió el Sesiones con Emilia (Pentagrama, 1980), que según mis cálculos cuánticos es el primer disco de folk en México.

El folk es cantarle a la vida (¿o será la vida cantando?) con los trastes que tienes enfrente, con las borracheras, bautizos y muertes.

Canciones con raíces.

Y es que Roberto fue lo que nos regaló esa noche. Un canto arraigado. Arraigado a su tierra huapanguera, arraigado en su pensamiento, arraigado a su familia, arraigado a su pandilla, arraigado a su voz. El súper poder de Roberto en la vida y en la canción, es que estaba arraigado profundamente a sí mismo. Era un roble que regala de su sombra a un jardín.

Roberto ha sido una de las personas que cambiaron radicalmente mi vida, abriendo mi pequeña visión en mil historias y rasgueos de jarana. Su camino me dió camino.

Me sigue dando. Nos sigue dando.

Me tomé la misión rupestre de juntar recuerdos en Whatsapp que los carnales que aman y respetan a Roberto compartieron conmigo, una recopilación para que nos contaran qué joyas o qué frutos les regaló a través de su vida y de su música.

La pérdida de Roberto nos causa un profundo sufrimiento. Doy mi pésame, con todo el respeto a su familia. Lo sentimos mucho.

Buen viaje, Roberto. Aquí estamos tus carnales y tu público escuchando tus rolas para siempre. Regando tu huerto.


11 Rolas Esenciales de Roberto González

24 de septiembre de 1952 (Alvarado, Veracruz) | 20 de mayo de 2021 (CDMX)


Conocí a Roberto en 2009 durante la grabación del disco “La Chava de la Martín Carrera”, homenaje a otro querido maestro cantautor, León Chávez Teixeiro.

A partir de ahí, Roberto nos invitó a Kevin, a mí y a otros compañeros músicos a montar sus canciones. En este ensamble yo tocaba el clarinete, la jarana y hacía coros. Así fue como me fuí aprendiendo sus canciones y me fuí adentrando en su obra, además de convivir con él y descubrir que era una gran persona con una profunda sensibilidad y calidez humana.

Nos hicimos muy amigos también de Raquel y Julia, en los mundiales nos invitaban a su casa a ver el fútbol, gusto que también compartía con ellos. Además de los ensayos y los conciertos, nos reuníamos seguido a convivir. Roberto nos consentía a todos con sus deliciosos platillos alvaradeños como la minilla y las empanadas de guayaba.

“Flor” | Flor de Poder, 1991


Conocí a Roberto en la grabación del disco de La Chava de la Martín Carrera, con Josué Vergara, para grabar guitarra de León y leona en la canción “Cipriano Hernández Martínez”.

Cipriano Hernández Martínez” \ De nuevo otra vez, 2006

Así, entable una relación de amistad con él y su hija. Cuando se presentó en el 2010 en la Ciudad de México, nos invitó a su ensamble La Juerga. Hubo muchos escenarios, muchos conciertos, muchas canciones. Más allá de su discografía, pude conocer su obra en ensayos y presentaciones, ahí en cortito, dejándome empapar por esta musicalidad.


Hay muchas canciones que considero importantes dentro de la historia de la canción en México, como “Flor de Poder” que grabamos en 2017 en homenaje al Roberto. O también, la rola que habla de la historia de Alvarado (Veracruz – MX), “Monografía”.

Monografía” \ Por ahora, 2011


También, mencionaría “La Esencia”, una canción que distingue un rasgo muy autobiográfico del cual destaca esa reminiscencia del propio canto español en la música mexicana y del juego, una celebración de la negritud en México.

La Esencia” | Por ahora, 2011


Roberto iba entre la peña y el rock. A principios de los ochenta, era de buenos grupos, buenos compositores, es de los mejores de esa época. Hasta fue el primer bajista de Real de Catorce, era bueno en la guitarra, entre jarocho y rockero. Con Un Viejo Amor encontró su sonido.

El pan” | Un viejo Amor demo, 1978


Todos eran hijos musicales de León Chávez Teixeiro y su manera de hacer canciones en español. Fuera de los medios de comunicación, entre el rock y el canto nuevo, se fue gestando esta canción entre bandas como Los Nakos, La Peña Móvil, Ontá, La Nopalera y disqueras como Discos Pueblo y el surgimiento de Pentagrama. Mi rola de Roberto es “Quiero estar contigo”.

Roberto es fundamental para la música mexicana y lo seguirá siendo.

Quiero estar contigo“.


Roberto González es un gran artista porque sigue vivo por sus canciones. Trabajó gran parte de la música popular mexicana, hizo rock, hizo danza, hizo nueva canción, hizo trova, son jarocho y mucho rock.

Nos deja un legado importantísimo. Nos deja un himno generacional que es “El Huerto”. Ahí habla de las situaciones existenciales que tienen que ver con la vida del hombre contemporáneo, del hombre y la mujer intelectual que se cuestionan todos los días.

El Huerto” | Roberto y Jaime: Sesiones con Emilia, 1980

https://youtu.be/d1GHeB3k-Ew

En el disco Flor de poder (1988), aparecido en 1991, el tercero de Roberto, habla del México profundo. La canción, se mete al México profundo. “Violación” inicia el disco como un “yo acuso”, con denuesto, al abuso de las autoridades contra una menor, reggae—rock tomado de una noticia radiofónica, denuncia la violencia sexual.

Violación” | Flor de Poder, 1991

https://youtu.be/qSQefwVdeaw

El disco Aquí, habla de las relaciones humanas entre los hombres y las mujeres. El macho se cuestiona, hace una autocrítica, aparte del compositor, está el músico. Los artistas no mueren porque dejan su obra. Mucha gente no conoce la obra de Roberto González, pero de hoy en adelante, van a conocer sus canciones.

Y ahí sucede que Roberto es un aporte a la canción mexicana contemporánea, es un aporte al rock mexicano, al rock de raíces que nos da una pauta para buscar nuestra identidad. Yo creo que Roberto González nos da identidad.

Rafael Catana | Cantautor y amigo rupestre

Es un cuate humilde, afable, normal, cotidiano, neurótico y con una historia fuerte en su vida. ¡Larga vida a la obra de Roberto González!

Movimiento” | Primer track de Aquí, 1988

https://youtu.be/FdWyuYXWM_g

Y CON QUÉ FIN…
Reptando se llega a Roberto. Del no pertenecer, a pertenecer a todo tiempo-espacio. De un caset en la Ciudadela, a un cuarto de vecindad para estudiante provinciano; del bats’i rock, al posh solvente de nostalgias entre diesel y jacarandas; de los veinte a los treinta.

De Huayamilpas al 132, de una Flor de Biznaga y un Dame la Mano Carnal, a un Huerto 2.0, jaranas y alvaraderías: ¡Boom! maraña de nombres y caras de ancestros underground, blanco y negro como de presuntos guerrilleros. Entre ellos, tres nombres: Jaime, Emilia, Roberto. Guiño son herencia a mis contemporáneos. Ritma toda dialéctica en su canción.

En “Ánimas”, Roberto hace homenaje a su carnal el Rockdrigo | Aquí, 1988


No puedo elegir una canción favorita, todas las canciones que compartí con mi papá han representado algo en distintos momentos de mi vida. Pero, el día de hoy, escribiré sobre una canción que para mí siempre ha sido significativa y ahora lo es aún más: “Tonantzin”.

Se trata de una canción del disco Madre Mesoamérica, con una introducción en náhuatl de versos de un tocotín de Sor Juana. Fue la primera canción que canté con mi papá en un disco y en un escenario, fue la primera vez que compartí con él todo el proceso, desde grabar en el estudio hasta llegar a la presentación, todo esto, cuando yo tenía 6 años.

Varios años después, cuando empezamos a cantar juntos ya de manera cotidiana, “Tonantzin” fue la canción con la que disfrutábamos iniciar los conciertos. Es una canción que él siempre vio como un ritual. Era bonito abrir el escenario con ella y darle justo ese sentido.

Ahora, tanto esa canción como todas las demás, son la mejor manera que tengo, y que tenemos, de recordar a Roberto González.

“Tonantzin” | Madre Mesoamérica 2000

https://youtu.be/R6h2nrLyusA

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