Amparanoia, el proyecto de la compositora y cantante española Amparo Sánchez, está cumpliendo 25 años de vida y eso es para alegrarse. Desde 1997, el año en que dio a conocer el magnífico El poder de
Machín, se ha mantenido activa haciendo música y escribiendo, afianzándose como uno de los iconos indiscutibles de aquella escena de la música mestiza que nos dio tan buenos momentos al comienzo de
los años 2000, y reinventándose como bien lo deja en claro su álbum más reciente Himnopsis colectiva, lanzado en 2021.
A propósito de esta celebración que llega en 2022 y algunas otras razones, como la publicación de un par de libros, nos acercamos a ella para conversar y hablar tanto de su evocador pasado como de su luminoso presente.
Me pongo a recordar buenos años de la Barcelona mestiza del rock español y veo que la gran mayoría de proyectos que fueron relevantes en ese momento han desaparecido o han mutado en otros, pero tú sigues al pie del cañón, eres como la exponente más duradera de ese rock mestizo ¿Qué sientes cuando te digo esto?
Bueno, siento que también me tomé un descanso. En 2008 hicimos el “Bye Bye tour” con la intención de cerrar el proyecto porque realmente sentía que consumía un porcentaje muy alto de mi vida y tenía ganas de hacer otra cosa y de cantar otro tipo de temas, no siempre incitando a la rebeldía, la alegría y la fiesta. O bueno, lo que significa Amparanoia, que me encanta haber vuelto, pero hubo un momento en el que necesitaba explorar por otros caminos.
¿Qué hiciste en esos años de pausa?
Comencé a escribir mi primer libro La niña y el lobo y luego grabé un álbum en solitario. También tuve la oportunidad de viajar por diferentes países; iba solita con la guitarra, encontrando músicos con los que
colaboraba y montaba los directos.
¿Cuál fue la razón de fondo para regresar?
Siempre me di cuenta de que iba a ser Amparanoia, así que decidimos volver para celebrar los 20 años de El poder de Machín, tanto yo como el resto de la banda, nos dimos cuenta de que echábamos de menos el repertorio y desde el primer concierto el público nos hizo saber que también nos echaban mucho de menos.
Me gustaría que me platicaras un poco sobre el proceso de gestación de Himnopsis colectiva, tu disco más reciente.
En marzo de 2020, cuando se para el mundo, al principio pensábamos que iba a ser algo pasajero de quince días, un mes, mes y medio. Y cuando pasaron dos o tres meses, si que surgió la pregunta de: “¿Qué hacemos con este disco?” Porque yo seguía trabajando en él igualmente.
Fue increíble, toda la banda dijo: “Con lo que estamos pasando, creemos que es súper importante grabar estas canciones y motivarnos y poner la atención en esto”. Y yo, con mi propio sello discográfico y mi
propio equipo, nos propusimos que íbamos a salir el 1 de enero de 2021.
¿Qué puedes contar sobre los mensajes de estas canciones?
En Himnopsis Colectiva las canciones son un himno porque invitan a esa reflexión, a darte cuenta de que el tiempo es nuestro único y verdadero tesoro, que tenemos que estar muy conscientes en qué lo
empleamos y también de rendir homenaje a nuestros ancestros y a nuestra familia, y trascender todo aquello que también pudo hacernos algún mal, pero que al final formó parte de nosotros y de nuestra
historia.
Como en la canción “Mi genética”, y así canción a canción, pues hay una serie de propuestas de mirar dentro, de ser conscientes del ahora. El presente como lo único que tenemos, el pasado ya no está
y el futuro apenas está llegando pero no todavía. Son canciones muy sanadoras en realidad, de ahí que entiendo que la gente piense que fueron escritas durante el periodo de la pandemia.
Hay una canción en particular que celebra esta nueva solidaridad femenina en un momento en el que se reclaman merecidamente y con justicia muchas cosas que antes no. México es un país marcado por el machismo, con un alto número de feminicidios ¿Qué piensas de este momento, particularmente siendo mujer, para tu género?
Me duelen enormemente los feminicidios en cualquier lugar del mundo, y por desgracia son en prácticamente todos los lugares del planeta. En España también estamos en una estadística dramática. Pero es cierto que México, sin duda, desde que pudimos prestar atención a lo que pasaba en Juárez, que se venía ocultando, y de pronto salió. Y todo el mundo fue testigo de ello gracias a las denuncias y a la valentía de mujeres y periodistas. Para mí es doloroso, pero al mismo tiempo siento que el movimiento feminista en Latinoamérica, y en concreto en México, está haciendo una labor maravillosa.
Me queda claro que si tocan a una, nos están tocando a todas, y que va a haber una respuesta. Las
movilizaciones, el no tener miedo, el plantar cara de alguna manera, está cambiando algo. Pero, sin duda, hay mucho camino por recorrer, y espero que algún día todo esto lo trascendamos como humanidad. Y como bien dicen los zapatistas: “Hagamos del respeto a la mujer una costumbre”.
¿Cómo surge “Cumbia perfecta”?
Surge por esta admiración al movimiento Latinoamericano y también al estilo. Al ser una cumbia, está haciendo un guiño sin duda a México y yo quería hacer una canción perfecta como somos nosotras, que
también estamos súper machacadas con el cómo debemos ser, cómo debemos estar, en fin. Tanto que se nos pide a las mujeres… Reivindicar que somos perfectas como esta cumbia, e invitar a todos, a
todos los compañeros, a toda la banda a que se unan a nuestra lucha, porque sin duda son fundamentales para una evolución, un equilibrio y una igualdad en la humanidad, tanto para hombres como por supuesto para mujeres.
¿Con qué músicos estás trabajando ahora?
Somos 8 en el escenario, 99% mujeres, algo que siempre soñé y que por fin he conseguido. Solamente hay un chico que es corista y percusionista, pero el resto somos todas chicas. Me da muchísimo
orgullo estar rodeada de todas estas maestras y también poder llevar esto al escenario que es un ejemplo de visibilidad de que todavía necesitamos tanto las mujeres.
Parte de tu trabajo se ha desarrollado en colaboración y me llama la atención lo que has hecho con Calexico ¿Cómo se dio esa amistad, esa serie de colaboraciones?
Nos encontramos con Calexico, era el año 2002. Acabábamos de editar Enchilao, un álbum muy experimental. Compartíamos un músico, y fue esa persona la que le dió este disco a John, y le encantó mi voz y me invitó a participar en un concierto. Y salí a cantarla con ellos y fue súper bonito ese primer encuentro, realmente fue maravilloso, y marcó una relación que evidentemente 20 años después sigue.
Hemos vivido muchas cosas juntos, mi transición a Amparo Sanchéz sucede ahí, en Tucson, cuando llegué con una serie de canciones que yo sentía que no eran de la onda ni del estilo de Amparanoia, pero con las que me sentía identificada y con las que quería probar otra tesitura de mi voz y otros registros. Ahí empezamos a grabar el álbum Tucson-Habana, que fue la primera parte en Tucson y luego en la Habana, y a raíz de ahí he colaborado con ellos en varios de sus álbumes, y por supuesto que seguimos en contacto.
Al principio hablaba de esta generación de músicos en el rock mestizo y la escena de Barcelona. ¿Tienes contacto con ellos, hablas con Manu o con Joan Garriga?
Sí claro, somos familia. Son muchos años de encontrarnos en el estudio, en la carretera, en concierto, en cumpleaños, en fin. Hemos compartido muchísimas cosas. Evidentemente, la amistad está ahí y no
importa el tiempo que tardes en ver a los buenos amigos. Ya sabemos que en diez minutos te pones al día, y es como si te hubieras visto ayer. Sí seguimos en contacto, y siempre que nos vemos aprovechamos para cantarnos algo, tomar, reír y para disfrutarnos.
¿En qué estás trabajando, qué nos puedes adelantar?
Ahora mismo estoy muy concentrada en lo que son los 25 años de Amparanoia. Estamos preparando un material para redes. Cuando la banda nació, no existían las redes ni nada de esto. Entonces estamos
haciendo un repaso virtual con imágenes, videoclips, fotos, portadas, material inédito, acompañado de algunos textos, contándole a la gente cómo ha sido todo este camino.
Además de cantar has estado escribiendo, ¿tienes algún proyecto en puerta en lo que respecta a publicar obra?
Estoy escribiendo mi tercer libro, que está dedicado a La abuela Margarita, que es de Guadalajara, México. Una mujer que tuve la suerte de conocer cuando vivía en Barcelona, y además soy la
productora de su único álbum que se llama Corazón de niña. Lo tengo en mi sello discográfico, Mamita Records. “La abuela Margarita” desencarnó el 25 de enero de 2021, y dejó en mis manos este legado,
este álbum.
Entonces, para que sigamos escuchándola, y para que se siga transmitiendo su legado, estoy escribiendo un libro que va acompañado de unas ilustraciones de un maestro venezolano que se
llama Pablo Calaca y estarán también las canciones. Las personas van a oír los temas, van a leer la letra y van a ir leyendo mi historia con ella. Estoy muy emocionada con este proyecto.
¿Cómo se dio tu encuentro con ella?
La conocí en España, en un evento que se llama “La feria de la Terra”. Ella hacía encuentros con gente, temazcales, nos compartía su conocimiento y le gustaba mucho cantar. Cuando nos conocimos, pues
bueno, quise incluir su voz en uno de mis temas, en “Alma de cantadora”, a ella le dio mucha felicidad y me dijo: “Si, pon mi voz ahí, pero tienes que grabarme un álbum”. Entonces ahí empieza nuestra
relación, con ese compromiso de mi parte, y con ese amor hacia ella y hacia lo bonito que nos transmitió a toda la humanidad.