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Julio Bustamante y la poética belleza de los “Sueños Emisarios”

Si alguna lección nos dejó Leonard Cohen es la de aprender a conservar la vitalidad y lucidez creativa hasta el último día de la vida; el gran músico y escritor canadiense murió a los 82 años y ahora ese mismo fulgor lo encuentro en Sueños emisarios, el nuevo álbum que ha editado un músico referencial para la escena valenciana en España; actualmente, Julio Bustamante tiene 71 y ha hecho una entrega de la que mana gran belleza poética:

“Mis días son un vuelo permanente alrededor del sol de las canciones en constantes órbitas elípticas que sólo sabe Dios cómo funcionan”

“Las orbitas elípticas” nos llega a todos aquellos que somos apasionados de las canciones… a los que ponemos a la música en el centro de nuestro universo y obtenemos de ella respuestas más precisas que las que nos podrían arrojar una divinidad usualmente silenciosa.

Además de compositor, Bustamante se ha desempeñado como escritor, filósofo de barrio, poeta y dibujante; se ha asumido como un creador de espíritu renacentista que, pese a tener una larga carrera a cuestas, quizá no tiene el reconocimiento merecido más allá de ciertos círculos españoles, donde le dan el lugar de una figura de culto.

De este cantautor uno de los críticos de la revista Rockdelux afirmó: “Si Julio Bustamante no existiera, habría que inventarlo”. Y es que ha sabido como masajear al alma a través de piezas de sencilla instrumentación y mucha sabiduría callejera, que musicalmente mucho tienen que ver con un pop mediterráneo que casi resulta terapéutico.

Y para seguir evidenciándolo “Las órbitas elípticas” resulta generosa: “Los niños me recuerdan con sus juegos que lo más natural es hacer la real gana, y no me extrañaría que un buen día dedique todo el tiempo a no hacer nada. Si acaso a dibujar mundos vacíos donde no queda rastro de la locura humana. Y no me extrañaría que un buen día ocurran grandes cosas en mi vida”.



Uno no pensaría que han pasado 12 años desde que nos maravillará con Vivir para creer, el disco que firmó con Maderita, un grupo que creó con los miembros de la banda Ciudadano, y en el que probó recursos y figuras que ahora reaparecen.

Sueños emisarios (El volcán música, 2022) fue grabado y ahora es firmado junto a Lavanda, la actual banda de acompañamiento, compuesta por su hijo Lucas (bajo y voz), Andreu García (guitarra eléctrica y ukelele), Ferran Pardo (piano y teclados) y Antonio J. Iglesias (percusión).

A lo que hace le ajusta muy bien el término de pop confesional con el que le han vinculado, pues ciertamente contiene muchos elementos biográficos, que recopilan vivencias y viajes, tal como ocurre en “París eres tú”: “París eres tú cuando me pierdo en tus ojos, mientras te beso las manos y te agradezco la vida. Esta vida insospechada que vamos improvisando, novela por episodios que sigue cada semana”.



Sueños emisarios es una colección de temas compuestos antes de la pandemia y durante, en los que Julio hace un corte de caja con la vida y repasa incluso sus orígenes en “Una ensaimada considerable”:“Yo nací en los tiempos de la guerra fría, la que montaban mis padres cada medio día. Corrían los tiempos de la dictadura, de la alta costura y de la hipocresía”.

A lo largo del disco aparecen los coros de Montse Azorín, quien además se implica en cuestiones de detallado del sonido, y contribuye al efecto de remanso que produce esta poesía lírica musicalizada, en la que la calidez mediterránea se junta con las finas maneras de la bossa nova y otros ritmos acariciantes. He aquí un arte mayor que no se guarda nada, pues desde la inicial “Jocelyn Rye” suelta:“Es el momento de estar en paz, y al mismo tiempo de no estar, existir y nada más”.



Homenajeado en 2011 en la sala Apolo de Barcelona por la comunidad del indie rock; en 2012 en la sala Matisse de Valencia por bandas locales y un año después en Madrid en la sala Siroco (con pretexto del disco de 19 versiones que produjo Rockdelux), ha ido esparciendo muy buenas producciones, entre las que se cuentan Viento desatado (2012) y La misión del copiloto (2017); además, el documental biográfico que le dedicaron, llamado Bustamante Perkins (2013) y dirigido por Xesc Cabot y Pep Garrido, ganó el premio del público en el Festival In-Edit Beefeater en Barcelona.

Sueños emisarios es una obra sutil… trabajada a detalle y fuego lento; bien merecido tiene Bustamante que el periodista Octavio Gómez lo describa como: “Un delicado amanuense de canciones, poeta electrificado con las musas, de bossa y beso para las sirenas”; se trata de alguien que da un lugar muy especial a la música y el lugar que puede llegar a ocupar en la vida de todos aquellos que la seducen y cultivan, y es por ello que en “Sí o no” precisa: “Y si acaso te despistas, volverás a estas canciones porque no encontrarás nada donde vivir mejor”.