La primera vez que vi a Cardiel en vivo, no podía creer la cantidad de ruido que dos personas son capaces de hacer. Intensos y delirantes, Miguel Fraino (guitarra/voz) y Samantha Ambrosio (tambores/voz), suben al escenario para entregarse a un ritual donde la psicodelia y el skate, se funden en una sobredosis de distorsión que pasa de la agresividad del punk rock al viaje tropical del dub sin previo aviso.
Nacidos en Venezuela, emigraron a México hace 10 años, donde su sonido ha encontrado una legión de fans que con los años se ha extendido hacia EU y Europa. Músicos e ingenieros de audio, ambos son una prueba de cómo construir una carrera musical de manera totalmente autogestiva.
Platicamos con Samantha y Miguel, quienes compartieron su experiencia en la carretera, así como la noticia de que su nuevo disco está por ver la luz en cualquier momento. Acá lo que comentaron para La Banda Elástica.
Revisando sus redes, me di cuenta que durante la pandemia han estado muy activos haciendo streamings, ¿cómo ha sido para ustedes atravesar el encierro?
Miguel: Ha sido extraño porque un concierto es intercambio de energía. Frente a las cámaras te imaginas a las personas, pero bueno, con tal de mantenernos a flote, activos y sin oxidarnos, estamos agradecidos que hayan llegado este montón de invitaciones a participar en festivales digitales. Es la primera vez que hacemos algo así, pero estuvo muy bien para hacer ruido por el nuevo disco que recién terminamos.
¡Qué buena noticia! Sobre todo porque tienen varios años sin sacar material inédito…
M: Ahorita estamos revisando los masters que nos han entregado, decidiendo cuál vamos a usar. Aún no hay fecha exacta del lanzamiento, estamos viendo con qué disquera sacarlo. De lo contrario sacarlo independiente como siempre hemos hecho. Pero esta vez sí nos gustaría colaborar con algún sello. El disco se ha tardado bastante porque hemos dedicado mucho tiempo a producir para otras bandas, ya que somos ingenieros de audio. Además, hemos toreado un montón. Fíjate que desde 2019 ya teníamos mezclado el disco. Pero nos fuimos de gira por Europa para ver cómo se sentían en vivo. Al ver los videos, notamos que las tocábamos mucho más rápido de lo que las habíamos grabado. Cuando regresamos, le dimos play al mix y lo sentimos demasiado lento, así que decidimos regrabarlo todo. El resultado fue un disco más rápido y sucio, no esperen un disco clean.
Samantha: Es un poco más agresivo e intenso.
¿Más que sus discos pasados?
M: Sí, hay más caos. Más beats constantes, fuzz y punk rock.
¿O sea que dejarán de lado ese sonido bipolar que tanto los caracteriza? Me refiero a esa habilidad de pasar del hardcore al dub step sin previo aviso…
S: No, sí estará. Es el sello de la banda, nos encanta y sin duda estará presente.
M: De hecho hay más dub que en los discos anteriores, hay rolas que son puro dub. Pero por ejemplo, uno de los dub fue procesado súper sucio en el estudio, todo con fierros análogos. Fíjate que desde 2019, ya teníamos el título del disco: Armageddon Afterparty (risas). Después vino todo esto de la pandemia y ya decidimos dejarle el nombre.
Súper distópico el asunto, supongo que las letras también van por ahí.
M: Totalmente, cosas como “vete a vivir a la montaña…”
S: “Lo que te dan no es comida”.
¿Cómo es trabajar en pareja? Supongo que es más fácil llegar a acuerdos porque Samantha es la parte rítmica y Miguel la parte armónica. ¿Son como un ying-yang que se complementa?
M: Sí total. De hecho es una de las razones para hacer el dúo, para evitar el drama y la pelea de egos que surge cuando hay varios integrantes. Con nosotros es bien sencillo: yo hago los riffs y ella los beats.
S: Tiene sus pros y sus contras. Para tourear es más sencillo, aunque de repente sí es pesado cargar todo entre dos personas. Nos ha tocado salir de gira con bandas de más integrantes y de repente no todos están en la misma sintonía.
M: Siempre hay un drama (risas).
Mejor debería de ser “caguamas before dramas”…
(Risas).
S: Así es, ¡me gusta eso!
Ustedes son punks no sólo en la parte musical, sino también en la manera de hacer las cosas. Esa idiosincracia DIY los ha llevado a salir de gira por sus propios medios. Cuenten un poco su experiencia.
M: Nosotros comenzamos cuando no había smart phones. Los primeros tours eran con una van del ’94, comprábamos los mapas y trazábamos la ruta para llegar a los venues. Ahora, viajamos Samantha, yo y otra persona que puede ser el ingeniero de audio, que también es merch guy, alguien con quien podamos patinar también juntos. Uno de los últimos tours que hicimos fueron 25 fechas en 30 días, de México hasta Seattle. Yo manejaba y la onda era llegar, tocar, bajar del escenario, subir las cosas, dormir y así lo mismo el día siguiente. Aprendes muchas cosas, sobre todo que el alcohol no es un buen amigo para mantener un ritmo, sobre todo si al día siguiente tienes que manejar, sobre todo en el gabacho es complicado mantener ese ying-yang (risas).
S: Hay que encontrar un balance.
M: Pero siempre hemos sido Do it yourself. Nosotros hacemos todo, el booking, manejamos, sacamos los datos necesarios para llegar a los lugares, hacíamos la merch. Ahora ya tenemos a alguien que nos hace esa parte.
S: Los discos los hacemos nosotros aquí en el estudio que tenemos. Miguel graba, hace la mezcla.
La cultura skate es muy importante en la parte visual de sus videos y en su misma indumentaria. ¿Cómo surge esto?
M: El primer encuentro musical que tuvimos con Samatha fue para hacer el diseño de audio de un video de skateboarding. Notamos que estaba súper sólido y que sonaba como rolas, así que decidimos hacer una banda de esto. Yo tenía tiempo desarrollando un sistema en mi pedalera, para que mi guitarra también sonara como bajo. Dividí las frecuencias para cubrir el espectro de ambos instrumentos. A ambos nos gusta tocar súper ponchado y escandaloso, pero a su vez, también nos gusta mucho el reggae, el dub y la psicodelia. Entonces, Cardiel es una mezcolanza de lo que viene del punk rock, el skate combinado con mucho fuzz… de ahí nace un hijo psicodélico… (risas).
S: A mí me gusta mucho poder tocar cosas súper agresivas y luego tocar algo más laid back que no sea dentro del mismo rock, sino tirando algo hacia el reggae. A mí me gusta mucho Sublime, el baterista es una gran influencia. Tampoco se trata de tocar algo tan reggae roots, pero sí que tenga un poquito de cada elemento.
Cuando uno ve a Cardiel en vivo, es difícil creer que dos personas puedan hacer tanto ruido. Y la cereza en el pastel es al sentir esas dinámicas de ultra loud a algo más quiet.
S: Creo que diste en el punto clave. Por lo general, las bandas mantienen todo en lo ponchado, pero nosotros justo nos diferenciamos por estas dinámicas de las que hablas.
M: La idea de Cardiel es jugar un poco con la mente del público.
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